¡HAZTE CON TODOS LOS “SILVIO JOSÉS”! El dibujante Paco Alcázar lanza la colección limitada “Filmoteca Silvio”
Amantes de las bellas artes, fans del cine de culto y acumuladores en general: vuestras plegarias han sido escuchadas. Paco Alcázar, al que tal vez recuerden por sus jocosos dibujos en las revistas Cinemania o Mongolia, nos trae una serie de ilustraciones llamada “Filmoteca Silvio“, un cariñoso homenaje a los tipos más duros del séptimo arte.
Alcázar, cuyo nombre ha adquirido últimamente mayor relevancia en estos lares del “cinecutrerío” gracias al muy recomendable libro “Las 100 primeras películas de Nicolas Cage”, en colaboración con Torïo García, cerebro detrás de la NicCagepedia, lleva años demostrando su conocimiento y capacidad de agudo análisis (y divertida mala leche, todo hay que decirlo) en sus viñetas en la revista Cinemanía (el resultado también lo pueden descubrir en los dos volúmenes de “La industria de los sueños”, publicados por Astiberri). Ahora fusiona su personaje más célebre, Silvio José, con algunas de las figuras emblemáticas del cine de acción de los 70, 80 y 90.
Silvio José, ese “buen parásito” obsesionado por los videojuegos y las salchichas chisparritas, cuyas misantrópicas aventuras pudimos disfrutar durante años en El Jueves, abandona su sempiterno pijama a lunares para transmutarse en émulo de actores fetiche de esta web como Steven Seagal, Jean Claude Van Damme, Chuck Norris o Bruce Willis, sin renunciar al Mel Gibson prepasión o al Wesley Snipes a lo Blade. Y por supuesto no falta el Nicolas Cage de “Con Air” (1997), con su frondosa melena de pega y el conejito de peluche en ristre.
La 16 láminas de la “Filmoteca Silvio”, así como alguno de los dibujos originales (a fecha de hoy, ahí tienen un Silvio Eastwood en toda regla), en bloque o por unidades, solo pueden adquirirse, a precios populares, en su página hasta final de septiembre. Y no falta su correspondiente tarjeta de “Silvio Godard” de regalo… La sombra de la nouvelle vague es alargada, hasta sobre esos héroes que pueden recurrir al cuchillo o a la metralleta, pero que pueden destrozar un ejército con las manos desnudas.
