Aunque soy devota de la CutreCon (e imagino que sí estáis leyendo esto, vosotros también) y los diez años de nuestro querido festival de “cine cutre” me han revelado hasta niveles insospechados las mieles de disfrutar de otro modo las películas, en especial las de calidad más cuestionable (sí, estoy siendo diplomática), el primer lugar donde lo experimenté fue en la Muestra SyFy. Un modo de disfrutar del cine con jarana y comentario del espectador, donde los filmes no se ven solo con postura Filmoteca, ergo sentadita, calladita y con un dedo junto al mentón o las manos cruzadas a lo Mr. Burns, y que ha dado lugar a todo tipo de frases habituales, generalmente con rima asonante, como aquella relativa a cierta película griega y una popular hortaliza…
Resuelve el jeroglífico
En un año que parecía habernos dejado sin la Muestra SyFy (habitualmente tiene lugar a principios de marzo), el evento se ha dejado el pasado 31 de octubre, demostrando una vez más que el respetable está lleno de sorpresas. La matinal empezó con calma, con un público aún desperezándose a pesar del cambio de hora y con una cinta que ha envejecido sorprendentemente bien (vale, hay cine mudo que roza el siglo y sigue siendo increíble, pero no he venido a sentar cátedra, listillos).
“Agárrame esos fantasmas” (1996) sigue siendo tan disfrutable como cuando se estrenó, con un buen equilibrio entre terror y humor y marcando un punto y seguido en la carrera de su director (y ahí está ese protonazgûl a.k.a. parca de toda la vida para demostrarlo), aún con gags que hoy día reventarían la vena de algún censor en prácticas como el de la necrofilia (espera, ¿si uno es un fantasma, sigue llamándose así?) en la muestra de arte egipcio. Una pequeña alegría para aquellos que no la vimos nunca en la gran pantalla.
Pero la tarde trajo una revelación: el público solo tenía un bajón de azúcar. Tras la comida, llegó una nueva horda de amantes del fantástico con ganas de cachondeo, al menos en la sala 1. Para los que no conozcan el percal, les cuento que existe una sala destinada a aquellos que quieran ver la peli en paz o simplemente dormir la mona. Dice la leyenda que a veces hasta se escucha a un grillo en la segunda fila… La citada horda tomó el cine para ver la nipona “Beyond the infinite two minutes”(2021).
Una cinta de viajes en el tiempo adaptada al tiempo de crisis que vivimos (es decir, sin apenas efectos especiales, utillaje que parece comprado en el todo a cien y repintado después y unos viajes o, mejor dicho, comunicaciones con el futuro que se ciñen a lo que dice el título), pero que campea el temporal con creatividad y un elenco de personajes impostadísimos pero entusiastas. Simpática, permitiéndose un arranque que hizo a más de uno hablar de “Amélie”(2021) a la japonesa y de una brevedad que se agradece, mientras reflexiona sobre el problema de las paradojas temporales y demuestra que, hasta con dos duros, uno puede inventarse su propia AVT, pero si queréis más profundidad (con matices) id a ver “Loki” o ” El ministerio del tiempo”. Muy pronto en su plataforma más cercana.
“The medium” (2021) llegó con más ínfulas, o al menos con esa etiqueta de “terror que hay que ver con la luz encendida”. Seamos sinceros, igual alguno necesita lamparita de noche, pero probablemente también la necesite el resto del año. O será que estoy un poco insensibilizada. Dejando a un lado el cachondeo de que repiten el nombre de la protagonista cada medio minuto (si fuera un juego de beber, daría para la cogorza del siglo), la película es un buen ejercicio de folk horror con especiado aroma Thai. Un falso documental que va in crescendo hasta convertirse en toda una orgía de sangre y muerte, con unas actrices que saben llevar su papel hasta arriesgadas cotas. Muy recomendable, aunque quizás exija un poco de paciencia, ya que es de esas películas que se toman, maliciosamente, su tiempo. Pero la espera vale la pena.
Y ahora algo completamente diferente: Nicolas Cage. Un nombre que basta para arrasar imperios… O al menos para liarla parda en un festival. Gritos de “Ni-co-las Cage” y “Nicolas Cage es nuestro líder” (no, no me lo invento), revelaban la impaciencia de unos fans que se percataban de que ya llevábamos una hora de retraso sobre el horario establecido (eh, que igual soy una mal pensada y era solo por eso de seguir la tradición) y que hicieron que el anunciado concurso de disfraces quedase algo descafeinado. Desde aquí mando un saludo para la ganadora, una Catrina que afirmó, con otras palabras eso sí, haber triunfado por incomparecencia del rival. De premio se llevó, amén de dos abonos, un Chucky de pura cepa, envidia que nos da. Ah, y un plus para los semifinalistas, una parca con víctima que dijo, en buen ejercicio de humor negro, que este ” ha sido un buen año”.
Volviendo a Nicolas Cage, el público recibió lo que anhelaba, un delirio a mayor gloria de su héroe, con toques de musical y western que coquetea con el teatro nõ y la bomba atómica. Y en medio del maremágnum, un Nicolas Cage que se enfrenta a su particular “Centauros del desierto” (1956), de cuidada y ecléctica ambientación y sacando toda su bolsa de trucos. Una auténtica y deliciosa marcianada que hizo que el público reclamara para el intérprete la Palma de oro amén de otros piropos, para fans y muy fans.
Pero en la Muestra SyFy también hay lugar para los milagros y este se hizo realidad con “Última noche en el Soho” (2021), que llegará a nuestras pantallas el 19 de noviembre. Y es que, a medida que avanzaba la trama, el encendido público de la sala 1 se fue quedando callado, fascinado por este cuento gótico disfrazado de homenaje pop de cuidado envoltorio. La historia de dos mujeres cuyo sueño se va convirtiendo poco a poco en pesadilla y que se yergue como poco sutil pero eficaz cine denuncia. Hipnótica, consiguió convertir a los lobos de la muestra en corderitos, que disfrutaron hasta el último segundo de una historia que, sin ser un prodigio de la originalidad, simplemente nos absorbe.
Al remate, sin embargo, solo llegamos un puñado de supervivientes. Apenas un par de decenas de espectadores -ya en horas de finalizar el metro-, vimos el estreno en pantalla grande de la serie “Day of the dead”, que llega al canal SyFy el 7 de noviembre. Zombies que parecen venir más del lado maldición clásica que del infectado, con un heterogéneo reparto coral y efectismos de toda la vida, abriendo la veda de una serie que esperamos se caliente de cara a próximas entregas.
Y este fue el remate de una muestra que se abrió y cerró con lluvia. Más, han prometido, y si el tiempo (no meteorológico) no lo impide, el próximo marzo. Esperemos que sea así: nuestra salud mental lo desea.