Space Chimps
Estados Unidos
81 minutos
Mi animal favorito es el cocodrilo. Así como la mayor parte de la gente adora a los chuchos o a los canarios, a mí siempre me parecieron adorables esos reptiles, a los que considero unas criaturas muy simpáticas además de beneficiosas para el medio ambiente. Consumen pocos recursos y eliminan la carroña, son limpios, silenciosos y no se mean en las ruedas de los coches. El mundo sería un lugar peor sin cocodrilos…. Por lo demás, el resto de animales me la sudan bastante, siendo una excepción los patitos y los ornitorrincos que son muy graciosos… y los chimpancés.
ODIO A MUERTE A LOS CHIMPANCÉS.
La culpa la tiene Space Chimps.
Bueno, a todos los chimpancés no, estos dos me caen bien
Lo primero que tenéis que saber de esta mugrosa basura es que es completa y absolutamente odiosa e INSOPORTABLE (para un ser humano normal claro, pero como yo soy subnormal…). Cuando empiezas a verla, a los cinco minutos ya te duele la cabeza a petar y te entran calambres estomacales. En los ochenta minutos que dura no te ríes una mierda ni por mala, y mira que mala lo es un rato la cabrona; y es tan oligofrénica y llena de imágenes chillonas y molestas que cuesta horrores prestar atención a lo que dicen o hacen los mierda de monos esos o cualquier otro de los engendros digitales que la pueblan.
Los personajes no se callan ni un puto minuto y la transición de escenas es poco menos que esquizofrénica, tan pronto está el mono protagonista intentando follarse a la mona con voz de rubia tetona, como está sonando la Macarena en la radio de la nave o hay un pequeño feto fosforescente con cabeza de teta correteando a toda velocidad mientras silba y emite ruidos estridentes. Me sorprende que no llamaran a Pocholo o Ricardito Bofill para que hicieran un cameo en el apestoso doblaje, porque esta mierda es un puro delirio pastillero ibicenco, ya no por impresión mía sino porque la película, alardea descaradamente de la “cultura de las drogas de diseño”. Eso por no hablar de los chistes con zafias connotaciones sexuales del tipo “lo que importa no es el tamaño, sino lo que haces con ella”, que también los hay.
“¡Atiza, una teta gigante!… ¿Esto no pasaba en una peli de Woody Allen?”
Preparad la caja de pañales que os vais a cagar.
SPACE SHITS
Aunque no estamos hablando precisamente de una peli de PIXAR, no hay justificación posible para el atroz “diseño” de personajes y decorados con que cuenta esta película, así como la espantosa velocidad a la que se mueve todo (no queráis saber lo que me ha costado sacar capturas MÍNIMAMENTE CLARAS para ponerlas en la critica, por eso es puesto un porrón de vídeos y pocas fotos). La cámara no para quieta ni un puto segundo, pareciendo a veces que le hayas dado al “FF ” por accidente y estés viendo la peli a cámara rápida. A ratos da la impresión de que al guion le hayan arrancado páginas aleatoriamente, de tan histérica y atropelladamente que se desarrolla la historia.
Y el suplicio ya llega a cotas inquisitoriales cuando encima te hacen soportar toda suerte de moralinas y mensajes aleccionadores. Esto último viene siendo normal en las películas infantiles desde siempre, incluso en las de Pixar. Siempre hay un mensaje, más o menos ñoño estilo “supérate a ti mismo”, “los amigos son un tesoro” o “beba Coca-cola” (mi favorito), pero en ‘Space Chimps’ directamente te bombardean cada dos minutos con alguna parida infecta de estas, como si intentaran lobotomizar a los niños para convertirlos en pequeños mormones sin meninges. Encima manda huevos porque los mensajitos de marras cuando no te despollas por la incoherencia de los mismos es que estás echando espuma por la boca por lo sarnosamente fascistas que son. ¿Habéis pillado ya la caja de pañales? Pues coged otra por si acaso.
El pandemónium da comienzo ya en los primeros minutos de metraje, cuando conocemos al asqueroso líder del reparto, un animal desagradable y estúpido llamado Ham III, cuyo abuelo, Ham I, fue al parecer el primer chimpancé en ser enviado al espacio. Del padre no nos hablan jamás, pero a juzgar por lo subnormal y odioso que es el hijo, su progenitor probablemente fuera el gorila subnormal aquel que salía en la serie de dibujos fraudulenta de “Los cazafantasmas”.
Ham III es un chimpancé absolutamente cani y gorrero, con el pelo despeinado a lo pastizal y que baila break dance además de abrir la boca solo para soltar vaciladas inmundas y gracias sin la menor gracia (y con la voz del cantante Pignoise en el doblaje español, para que te acabes de joder de dolor, ¿a quién coño se le ocurren estas ideas de bombero con soriasis?). En los primeros diez segundos en que sale ya estás deseando que aparezcan los indígenas de ‘Holocausto Caníbal’ para que le abran el cráneo de un machetazo y se le coman los sesos.
Por orden: cara de chulo gorrero, sonrisita mierdosa de Tom Cruise, colocón de pastillas y resaca del domingo por la mañana, todo un ejemplo para los niños…
El desagradable primate trabaja en un circo y su número consiste en ser disparado con un cañón a través de un agujero de la carpa para después caer a plomo y pegarse el cebollazo padre contra el suelo. Pero no porque los del circo no pongan una red de seguridad (los cabrones del PETA siempre imponiendo estúpidas normativas), es que el puto mono, a base de marcarse vaciladas y estúpidos pasos de baile gorrero mientras cae, siempre termina estampándose fuera de la red, y no sólo no se mata, sino que encima se pavonea, “mi especialidad es estrellarme” repite varias veces a lo largo de la película, como si fuera el chiste del año. Llegó la hora de poneros el primer pañal…
Mientras Ham III realiza su mugriento show, en el espacio profundo ocurren cosas inquietantes. Una sonda espacial de la NASA es engullida por una extraña nebulosa (plagiando con dos enormes cojones el principio de ‘El planeta de los Truños Simios’ de Tim Burton), yendo a parar a un planeta donde reina el éxtasis líquido, las anfetaminas y las setas de colores:
¡¡¡Subidónsubidónsubidónsubidón!!!
El planeta de las fiestas está comandado por el Paco Pil de turno, un alienígena más feo y grande que los demás llamado Zartog (porque los malos han de tener un nombre de malo, claro está), que pretende subyugar al resto de sus pastilleros congéneres amenazándoles con meterlos a todos en una charca llena de un fluido que congela a la gente. Pero ojo, no los mata, sólo los envuelve en una capa sólida que les impide moverse (lo que para un fiestero empastillado es una tortura peor que la muerte).
En este tipo de truños infantiles a menudo se presenta la misma incógnita: ¿Por qué cientos de individuos se acojonan como nenazas delante de uno solo? Mi teoría personal es que les pone cachondos que les domine el mongolo ese, ya que, como se verá mas adelante, en realidad son igual de hijos de puta que él…
Las cosas se complican cuando la sonda terrestre aterriza en medio de la rave permanente que tienen montada estos seres y sin previo aviso se pone a hacerle un “examen científico” a Zartog. Tras toquetearle e inflingirle dolor con sus pinzas e instrumentos médicos diversos, el artefacto espacial empieza a proyectar en una pantalla imágenes sobre la cultura terrestre a gran velocidad, en plan “experimento de La Naranja Mecánica”, con lo que el alienígena pierde la chaveta y exclama “¡yo quiero vivir como ellos!”. Instantes después, manipulando un cuadro de mandos que surge de las tripas de la sonda (¿?¿?¿por qué? ¿no funciona sin tripulantes? ¿?¿?¿?) toma control de la misma y la convierte en un robot octópodo gigante con el que “esclaviza” y acojona aun más a sus semejantes.
Rápidamente traza un plan para edificar un complejo de apartamentos estilo Marina d’Or, donde vivir como un pachá (sí, sí iros a cambiar el pañal y poneos uno limpio antes de que se os irrite el culo). Como esta estúpida y ridícula crítica al estilo de vida capitalista no acaba de ser demasiado convincente, se lo montan para que la inauguración del proyecto urbanístico coincida con una festividad llamada “triple domingo” (no preguntéis) en la que los tres soles del planeta entran en conjunción provocando la erupción de un volcán que en vez de lava echa líquido congelante. Las obras están emplazadas en la falda del volcán, la cual cosa provocará que el flujo de la lava congeladora sea desviado arrasando el poblado de los techno-adictos que está un poco mas abajo. Hala, toma mensaje: ¡Marina d’Or es malvada, hay que vivir en tipis!
Sin olvidar el insignificante detalle de que el planeta está COMPLETAMENTE DESIERTO, sus habitantes pueden construir donde les salga de los huevos, y resulta que la causa de todas las desgracias es la ubicación de un puto bloque de apartamentos, ¡Un Oscar para el guionista ya, por favor!
“Coño, pues ahora que lo dices… “
Este guion no lo han escrito, lo han defecado…
Mientras tanto en la NASA se percatan de que la sonda rectal ha desaparecido en la nebulosa. En el centro de control, un senador (¿?) de aspecto antipático y discurso mongoloide hostiga a tres científicos cuando descubren que han perdido el contacto con el carísimo artefacto. Los tres científicos, por supuesto, son un prodigio de originalidad:
El extranjero graciosillo (con la voz de Apu, cómo no), el calvo gordo y la feucha, ¿de dónde sacarán estas ideas tan súper novedosas?
Porque esta película se mea en todo, se mea en los chimpancés, se mea en la NASA, se mea en los científicos, se mea en el barman… hasta se mea en su propio guion, ya que lo que dicen en una escena, se lo pasan por el culo en la siguiente, como veremos más adelante.
El caso es que hay que recuperar la sonda perdida, pero los tres botarates y su hitleriano jefe no saben cómo, ya que enviar una tripulación de seres humanos a través de la nebulosa no es una práctica sexual segura. Afortunadamente, en los laboratorios del complejo un joven chimpancé hackea el ordenador central con su pequeño terminal portátil y carga una foto de él y sus amigos chimpancés como fondo de pantalla para que los científicos la vean y se les ocurra la gran idea: enviar un equipo de chimpancés en un nave para ver si sobreviven…¿eing? ¿un mono hackea el ordenador central con un portátil? Sí, un momento que os lo explico.
Resulta que en la NASA tienen a unos pocos monos vestidos de astronautas metidos en salas acristaladas como parte del museo histórico del centro, para que los turistas vean cómo eran las antiguas misiones espaciales en las que se enviaba al espacio a estas criaturas. Los tres macacos que perpetran sin saberlo esta humillante farsa son Titan (el típico mastodonte con cerebro de mosquito), Luna (Amaia Salamanca) y Comet, un pequeño y detestable chimpancé que desde su avanzado ordenador portátil (a saber de dónde cojones lo ha sacado) saltea los súper ordenadores de la NASA, y que sueña con vivir una misión espacial de verdad. ¿No os convence la explicación? Pues os jodéis porque es la única que hay.
“¡Hostias, el disco duro del súper ordenador está lleno de fotos porno!”
Los alcornoques que la NASA deciden enviar una misión de micos en busca de la sonda, para lo cual seleccionan a Titán, Luna y Comet, pero el mongolo del senador dice que “esos chimpancés son aburridos, son chimpancés empollones” (¿?¿? ¿cómo?), y que para esta misión “necesitan un relaciones públicas, un poco de chispa para captar la atención de los medios, un chimpancé con lo que hay que tener”, vamos, que necesitan a alguien como Ham, pero como Ham lleva 30 años criando gusanos, pues recurren a Ham III, su nieto bakala. Total que botan a Comet de la Misión y se van a buscar al puto macaco gorrero al circo para reclutarlo sí o sí. Tras una ridícula abducción en helicóptero del asqueroso primate y su viejuno compañero Houston (un chimpancé anciano y teóricamente “sabio” que fue amigo de Ham III y que ahora le hace de mánager, preparador físico y suponemos que también suministrador habitual de pastis).
Una vez reunido el equipo de chimpancés astronautas en el centro aeroespacial, Ham no pierde ni un segundo en soltarle gilipolleces a la mona con voz de lumi de alto standing, para intentar copular con ella. La mona obviamente suda de él (si no hay pasta no hay polvo). Pero lejos de quedarse sin combustible, el repugnante animal continúa dando la vara con sus gilipolleces durante el entrenamiento al que son sometidos él y sus compañeros. Atención al siguiente vídeo, que contiene la escena que mayor nivel de furia monicida me hizo alcanzar:
Finalmente todo está listo para mandar a la tropa de macacos a la puta mie… al espacio, pero justo antes del lanzamiento tiene lugar una exhibición con público del nuevo prototipo de mochila-cohete diseñado por los cerebritos de la NASA, con los monos como pilotos de prueba porque… porque mola que te cagas y punto ¿que no? Por supuesto Ham III no pierde ni un segundo en ponerse a hacer el anormal de nuevo, volando descontroladamente y estrellándose contra todo lo que se le pone delante (eso sí, sin hacerse daño alguno):
Si analizamos un momento esa mierda de escena, surgen de inmediato dos preguntas fundamentales:
1.- ¿Después del monumental y carísimo estropicio que ha organizado el asqueroso animal, aún no se dan cuenta de que es una fiera incontrolable, peligrosa y para nada apta para una misión espacial?
2.- “Hasta el infinito y mas allá”…. estos impresentables mierderos se permiten un guiño burla a ‘Toy Story’… ¿llamo a la policía o directamente a un asesino a sueldo?
Y lo más curioso es que en realidad lo que pretende el estúpido primate dando este deprimente espectáculo es huir de allí, porque ÉL NO QUIERE IR AL ESPACIO (mucho vacilar delante de la mona pero en el fondo es un cagón), lo que vuelve a ser otra chufa con patatas del guion ya que, como se aprecia en el primer vídeo que he puesto, Ham III supuestamente sueña con querer ser astronauta (intenta “alcanzar” la luna con la mano mientras pone careto de subnormal-nostálgico o algo), y alardea de “llevar el espacio en la sangre”.
El caso es que tras meterse unas buenas hostias queda inconsciente, lo que aprovechan sus captores para meterlo en el cohete junto al resto de simios, que ya están listos para ser lanzados al espacio como la mierda cantante y danzante del universo y todas esas polleces que decía Brad Pitt.
“La primera regla del club de la lucha es que si te gusta ‘Space Chimps’ te metemos una paliza. La segunda regla es la misma y la tercera también. Y la cuarta que no compres muebles IKEA que pega peste”.
El viaje, como es de esperar, es un encadenado de gags irritantes y apestosos en los que Ham III no deja de soltar gilipolleces por la boca intentando follarse a la simia, y de toquetearlo todo molestando a sus compañeros que acaban atándolo a la cola de la nave para que haga el resto del viaje a remolque (sí, ahí es cuando tiene lugar el odioso chiste de “¿chicos? tengo pis” que sale en los anuncios de televisión).
Bueno, el resto no, al final lo vuelven a meter en la nave para que no se pierda la entrada en la nebulosa pastillera, que por cierto, al final de la peli, como veréis, se comprueba que está MUY cerca de la Tierra. Total, que la nave vuela a toda pastilla, los monos chillan, el público vomita, y la pesadilla pastillera da comienzo. Nada mas aterrizar en el planeta rico en tecno-combustible, el asqueroso Ham III se pone a hacer el gilipollas (otra vez) en una de esas secuencias que te cabrean más que que te claven una multa de tráfico por tocarte el pelo:
Instantes después aparecen unas plantas carnívoras gigantes, pero se van enseguida cuando el equipo de monos es atacado por la tropa de esclavos drogadictos que, montados en unas feas criaturas voladoras de color lila, les persiguen mientras les arrojan lanzas al grito de “¡muerte a los extraños!”. ¿Cómo? Un momento…¿no eran esclavos atemorizados y coaccionados por Zartog? Pues no se les ve muy a desgana que digamos…
Pobrecitos, les obligan a disfrutar matando…
Tras poner en fuga a los dos monos, los malosos se llevan la cápsula espacial con el ceporro de Titán durmiendo en su interior. Luna y Ham III tendrán que ir a rescatarle a patita al quinto coño en un viaje repleto de situaciones odiosas y delirantes. Para empezar se meten en una especie de selva cuyo suelo esta formado por ¿guisantes movedizos? Para escapar, los dos macacos tendrán que hacer el ídem colgándose de las lianas:
No, no es ‘Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal’, fijaos bien y veréis que Shia La Beouf NO está entre esos que saltan de liana en liana…
De nuevo detengámonos a analizar la escena un segundo:
1.- La mona no sabe colgarse de las lianas porque ha vivido toda la vida en un laboratorio… donde precisamente hacia gimnasia y se columpiaba todos los días como entrenamiento espacial, en cambio el puto simio puede presumir de haber “vivido la vida” porque él no estaba en la NASA, solo en la jaula de un puto circo de pueblo de mala muerte. Clarooo…
2.- ¿De qué cojones sirve que el mono le enseñe a la mona “la forma correcta de caer” (¿pulgares recogidos? ¿a tropocientos metros de altura? ¿?¿?) cuando él mismo se pega el cebollazo padre contra el suelo e igualmente no se hace nada?
En fin, después de esto llegan a un paraje desértico (porque en este planeta el paisaje cambia a ritmo de corta y pega, tal y como les va saliendo de los huevos a los diseñadores de escenarios, o como coño se llame el cargo que ostentan estos patanes); donde toman contacto con este repulsivo y esquizoide ser:
Para mí que robaron los diseños del personaje de la pre-producción del remake de “Está vivo”
La vomitiva criatura les explica que todo su pueblo fue destruido por Zartog (creo que es mentira porque nunca se llega a ver, probablemente fue él quien los mató a todos y luego enterró los cadáveres en el desierto o se los comió), y a continuación les informa de la serie de horribles abominaciones de nombres absurdos que tendrán que superar para llegar al lugar donde reina el villano rodeado de amantes esclavos masoquistas. A partir de aquí la película se desarrolla como una serie de pantallas de videojuego, en las que las estupideces mas enervantes y encabronadoras tiene lugar, una tras otra. Aunque las voy a resumir lo más posible, ya os digo que me va a costar alcanzar la velocidad con que se suceden en la película, porque en serio, aquí el filme alcanza tal rapidez que llega a extremos aberrantes.
(NOTA: los vídeos que veréis a continuación se solapan ligeramente, para que experimentéis la abominable inexistencia de pausas o transiciones coherentes entre escenas de que os hablaba antes)
EL VALLE DE LOS TRIPIS VIVIENTES
Los monos y la teta andante llegan a un inhóspito lugar donde criaturas formadas por cientos de pastillitas de colores les involucran en una especie de competición de baile gorrero, que termina bruscamente al ser atacados por un par de fiesteros montados en bestias lilas voladoras, que les arrojan de nuevo sus lanzas con intenciones asesinas (siempre bajo el cruel mandato de Zartog ¿eh?):
¿?¿?¿ ¿los bichos voladores les persiguen un momento…y se van? Y lo que ya os decía antes y vuelvo a repetir: ¿son esclavos coaccionados del malo…o directamente unos hijos de puta malvados?
LA CUEVA DE JEPETOBOY
(Aquí mejor poneos dos pañales en vez de uno) Los insufribles protagonistas se meten en una gruta a la que el cabeza de teta llama cueva de la “bestia carnívora” (¡sí, anda, mis cojones!). Ante mi monumental cara de imbécil, de golpe y porrazo se les aparece la siguiente criatura:
Derechos de autor, cabrones, ¿sabéis lo que es eso? Que sepáis que para hacer esta crítica me he bajado un puto screener de vuestra mierda de película, de donde he sacado todos los vídeos para colgarlos en Youtube.
Para librarse de Jepetoboy, lo único que tienen que hacer es correr, y ni eso, porque el pobre monstruo es tan grande que no cabe ni por el túnel de su propia cueva, con lo que es muy fácil huir dejándolo atascado; pero como parece que mantener a los tres personajes en pantalla el resto del viaje era demasiado agotador, los creadores de esta basura decidieron deshacerse del cabezón glandular mamario mediante esta híper-subnormal escena:
Y ¿esto qué es? ¿un guiño a la muerte de Obi-Wan en ‘Star Wars’? Ni tiempo de pensarlo tuve, porque medio segundo después…
LA NUBE-CONSULTA DE LOQUERO (no intentéis entenderlo, os volveréis tontos irreversibles)
…repito: MEDIO SEGUNDO DESPUÉS, los dos monos se meten en una extraña nube en la que ambos parecen cambiar de personalidad. De repente ella se comporta como si fuera una psiquiatra preguntándole al mono cani cómo se siente, y él le cuenta paridas sobre su vida (¿?) de pronto un voz en off dice “estamos progresando pero me temo que se acabó la sesión“, y ambos se precipitan por un pedazo de barranco y se meten la hostia padre en el fondo, sin hacerse ni una rascada por supuesto. ¿Sentido? ninguno, ¿a estas horas le buscáis sentido a esto?
Finalmente la indeseable pareja de simios llegan (o más bien se teletransportan directamente) al lugar donde Zartog ha organizado un concierto de rock para celebrar que está a punto de genocidar a sus semejantes de pupilas dilatadas. Atentos sobre todo al final del vídeo:
¿¿¿¿CÓMO??? ¿¿¿Los monos ya están allí???¿Cómo lo han hecho? ¿Con un truco de “saltar de nivel”?
Esto ya es el colmo de la inmundicia, después de restregarnos por la cara que lo que mola es ir de pastillas hasta las cejas y la cultura del más puro gorrerismo chuloputero, ahora, para acabar de convertir a los niños en canis pastilleros, nos sueltan en todo el jeto que el malo, como es malo, pues le gusta el pop-rock. Ya lo sabéis nenes: Pop-rock= SATAN & CACA, Pastis= CHACHI PIRULI.
Bueno, el terrible fan de la revista Rolling Stone se dispone a ejecutar públicamente a Titán, que intenta salvar su culo prometiéndole al villano enseñarle cosas acerca del funcionamiento de la sonda, a cambio de unos pocos minutos más de vida. Pero sus hermanos en el ritmo llegan a tiempo para rescatarlo (¡joder, para no llegar, así cualquiera!).
En realidad en cualquier momento podría dejar al alienígena tieso de una hostia, pero así se acabaría la película demasiado pronto y hay que torturar a los espectadores, que para eso pagan…
Finalmente, con la ayuda de las bestias lilas voladoras consiguen que el muy ceporro acabe en el lago de líquido congelante para alegría de sus congéneres bakalutis. Entonces tiene lugar una trascendental revelación: La nave espacial en la que han venido los monos entra en control remoto y regresa a la Tierra ella sola, lo que les hace padecer una terrible depresión psicológica de las que sufren los invitados de El diario De Patricia porque,“todo ha sido una farsa, ellos nunca fueron astronautas, sólo cobayas, la nave siempre estuvo controlada por los humanos” (en realidad es mentira, pero Ham III es subnormal, lo del control remoto sólo se activa para la vuelta, no sé a qué viene esta gilipollez de escena).
“Ej pa que haya dramatihmo neng…”
Oh, todo fue una ilusión, la vida de los chimpancés es una mierda, vamos a suicidarnos todos juntos… ¡Pero no! ¡Aún queda esperanza! (mierda…) Rápidamente el equipo de micos reúne diversos pedazos de chatarra con los que, asistidos técnicamente desde la Tierra por Comet y Houston que se comunican con ellos mediante una radio en forma de plátano, convierten la sonda en un cohete de puta madre que, impulsado por la erupción del volcán congelador les llevará de vuelta a la Tierra, y de remate el chorro de líquido congelante es detenido evitando la destrucción del poblado de los pastilleros (la cual cosa se merecían bastante, dado lo hipócritas e hijos de perra sanguinarios que han demostrado ser, pero bueno).
“Ring, ring, ring, ring, ring, ring ..banana phoneee…”
(solo Cacaman pillará este chiste, los demás pinchad aquí)…
Los últimos minutos de película son de aquellos en que da igual que no tengas diarrea y estés a punto de cagarte por la pata abajo, porque la sensación es la misma: sólo quieres salir corriendo para aliviar los retortijones. Después de acabarnos de asegurar de que la nebulosa que conduce al planeta de las fiestas está poco menos que EN LA ÓRBITA LUNAR de la Tierra, la nave de los monos lleva a cabo un aterrizaje supuestamente emocionante, que acaba en la pista de aterrizaje de la NASA, donde los humanos les reciben asombrados, al ver la sonda convertida en cohete espacial y de vuelta en la Tierra, prueba de que los chimpancés son megainteligentes y hay que exterminarlos antes de que nos jodan la existencia como ya nos advirtió Chalton Heston (esto no lo dicen, pero seguro que el senador ese lo piensa). Como guinda del pastel los créditos finales vienen acompañados de una asquerosa canción cantada por el cantante de Pignoise, para que acabemos de morir de asco. FIN. (Ya os podéis quitar los pañales).
La dieta espacial causa un fuerte estreñimiento en los chimpancés…
VALORACIÓN FINAL
U-N-A P-U-T-A M-I-E-R-D-A. ¿Os parece poco todo lo que os he descrito, que aún queréis que lo analice más? Hay para meterle unas cuantas denuncias al que ha hecho esto que, por cierto, si lo de que se llame Kirk DE MICCO es algún tipo de chistecito hediondo, que sepa que hace menos gracia todavía que la inmunda bazofia que ha perpetrado. Señores de la FOX, he de felicitarles: MENUDO ZURULLO DE AÑO que nos están dando, y eso que aún no ha terminado. Y a vosotros os digo una cosa: Es la última película de animación 3-D que no sea de Pixar que me trago, palabra.
Bah, ¿a quién quiero engañar? Si me estoy bajando ‘Ratatoing’…
Por si no os había quedado claro quién es Amaia Salamanca, os pongo una foto ¿ok?
Por cierto, esta cosa tiene segunda parte, deberian hacerle tambien una critica: https://www.youtube.com/watch?v=XuG5cBOFQIE