Xen to Chihiro no kamikakushi Yoshimitsu Wins
Japón
125 minutos
Nota: Para disfrutar al MÁXIMO de este artículo, debe estar sonando la canción del siguiente video durante su lectura. Si lees lento y la música se acaba, ES INDISPENSABLE que vuelvas a ponerla a funcionar.
¡Hola, amigos! Soy Hayao Miyazaki, director de cine de animación japonés y además de eso, seguro que soy muchas más cosas que no me apetece mirar ahora mismo en la Wikipedia. Hoy vengo a contaros otra de esas bonitas historias de dos horas interminables que se me ocurren de vez en cuando sólo a mí, con mi sello inconfundible de personajes carabollo, música bonita de piano que NO DEJA DE SONAR, y escenas sangrientas, muuuuuuuy sangrientas, demasiado para las moñerías a las que están acostumbrados vuestros hijos, estúpidos gaijin…
Mi historia se llama…
La protagonista de mi historia es Chihiro, una niña sin ningún rasgo de personalidad visible y más fea que mear en la calle. Desde el minuto 0:05, te empiezo a machacar el cerebro con una tierna melodía de piano, para que veas que soy muy sensible. Chihiro está triste porque se muda a su nueva casa. Por el camino, sus papis, haciendo el anormal con el coche, se pierden y terminan entrando en lo que ellos creen que es un parque temático abandonado. Pero al matrimonio les suda los pinreles que el sitio esté ruinoso, y se zampan un banquete que encuentran por ahí, con tan mala suerte de que la comida es mágica y terminan convertidos en cerdos.
Ajajaja, se ponen como cerdos, ¿lo pillas? Da igual, seguro que no… Un niño homosexual que se peina como Darth Vader, le dice a Chihiro que se vaya de allí antes de que anochezca, mientras lanza florecitas de cerezo no se sabe muy bien a qué.
Aparecen los habitantes del lugar que son sombras y mostros hhuhuhuhu mientras suena una música orquestal, con clímax “increscendados” cada vez que sucede algo, lo que sea, da igual qué. Es para que TE EMOCIONES. La cría es incapaz de escapar del lugar y su cuerpo empieza a desaparecer, pero por suerte el chaval dispara-flores la rescata, usando toda una serie de absurdos y gratuitos hechizos mágicos, con reglas estúpidas.
Una vez a salvo, el chico se presenta a Chihiro, diciendo llamarse Haku. El pelo-casco le dice a la niña que vaya a ver a Kamaji para pedirle trabajo, porque si Chihiro no curra, la malvada bruja Yubaba podría convertirla en un animal de granja. Es lo mismo que sucede en vuestro país, solo que allí si no trabajáis os convertís en perroflautas.
Kamaji es un Doctor Robotnik, pero flaco y con muchos brazos. Trabaja en las calderas de una casa de baños para dioses todopoderosos, pero incapaces de lavarse el culo a sí mismos. Mientras Chihiro pide trabajo, hago que siga sonando música orquestal, para que no te aburras, porque la escena es insufrible… Robotnik manda a la pequeña con Yubaba, para que le haga un contrato y poder trabajar allí.
Tras llegar al despacho de Yubaba, 3 cabezas de Zangief violan a Chihiro.
Tras la brutal escena de 38 minutos de violación, la bruja Yubaba accede a emplear a Chihiro, a cambio de quedarse con su nombre. Que para que vuestras mentes de gaijin impuros entiendan, es como si perdieses el carné de identidad. Ah, y además, Yubaba le da un nombre de esclava: Xen. Creo que se escribe así, me la suda. Lo robé de una historia china antigua.
Los empleados de la casa de baño son una especie de gente-rana gorda y horrenda que (copié de un libro oriental de monstruos y diablos), con los que la pequeña Xen tendrá que convivir, siendo objeto de un racismo la mar de sano y simpático. Xen es encasquetada a Lyn, la más atractiva de las empleadas del lugar, la que menos obesa parece.
Bla, bla, bla, Chihiro/Xen ve a un fantasma con careta de los del Super Mario Bros 2, visita a sus papicerdos, es violada de nuevo por las cabezas de Zangief, filosofías visuales, más música orquestal, tan tierna y sensible que haría llorar a Steven Seagal, no pasa nada durante 20 minutos pero me veo forzado a meterlos en la película para que alcance las dos horas de duración obligatorias que exige el gobierno de Japón. De no hacerlo podría incluso ir a la cárcel o ser ejecutado… Aunque no sé si esto es verdad… Me da igual, ¡¡¡cómete mis dos horas de ARTE con música que hace llorar!!!
Cuando deja de tener sentimientos y de mostrártelos constantemente, Xen empieza a currar de verdad, y su primer encargo es limpiar una bañera gigantesca que tiene más mugre encima que un barrio chabolas. De esos que tenéis en España, aquí no hay de eso. Justo cuando terminan de limpiar el bañero, aparece un dios hecho, literalmente, de excrementos. El hijoputal dios va dejándolo todo hecho un asquito, pero el visionado de heces fecales no impide que mi director de orquesta hiperactivo siga creando MARAVILLOSAS melodías. Chihiro ducha al dios cacofónico y resulta que en realidad es…
¡¡¡¡UNA CARA DE VIEJO!!! Jajajaja… Estúpidos extranjeros, no sé cómo os gustan éstas gilichorradas que hago… El montón de mierda resulta que era un dios del río, y que esté lleno de escorias, supongo que es un mensaje ecologista o algo así. Una chorrada inmensa, porque toda la basura de la que se ha deshecho en la casa de baños, irá a parar el mar. Que se jodan las ballenas, jaja. Qué ricas que están. El caraviejo se transforma en un dragón de agua, se pira del lugar riéndose de todos y regala a Chihiro una pelota de tenis con moho.
A la mañana siguiente de su primer gran éxito laboral… Bueno, más bien, tras su primera y exitosa tarea como esclava, Chihiro ve cómo un dragón (de los que no molan, los que son alargados sin alas y no escupen fuego) es perseguido por muñequitos de papel del programa ‘Inocente, Inocente’. A Chihixen le da un extraño venazo y comienza a gritarle al dragón “HAKU, ¡¡¡LUCHA!!!”, como si la muy cretina estuviese en un combate Pokémon.
“¿Pero cómo ha reconocido Chihiro a Haku? ¡¡Si está transformado en un puto dragón!!”, estaréis pensando, pequeños gaijin… Es que en Nippon somos mucho más inteligentes que vosotros. Vuestros héroes pueden estar de incógnito poniéndose simplemente unas gafas, porque sois todos unos bakas del copón, y no los reconoceríais jamás. Además, mirad el parecido de Haku y el dragón, ¡¡es evidente que son el mismo ser!!:
Otro ejemplo de la grandeza de mi nación, MIRAD CUÁNTA SAGRE PUEDO PONER EN UNA PELÍCULA PARA NIÑOS JAJAJA…
Pero realmente esta escena fue censurada en vuestro país, en las salas de cine japonesas pudimos verla así:
Tras haber dejado el cuarto de Chihiro roto y lleno de sangre (y caca), el dragón se marcha para volar hasta el despacho de Yubaba.
Durante toda la peli, Chihiro y otros personajes se encuentran con un misterioso fantasma de color negro que lleva una máscara de mongólica expresión. ¡¡¡¡Lo llamo EL SIN-CARA!!!! ¡¡¡UGY BUGY BUGY BUGY BUH!!! El dildo con careta resulta ser mágico o algo así y en mitad de la noche despierta a toda la casa de baños para que le traigan comida y le limpien su espectral pompis. Chihiro corre hacia el despacho de Yubaba, encontrándose por el camino al Sin-Cara. El fantasma autista le ofrece oro a Chihiro, mientras dice “Ahhh uhhh ahhh uhhh”… Pero la cría dice que no quiere oro, que no lo necesita (el capitalismo es malo, y lo inventasteis vosotros, odiosos demonios extranjeros) y se marcha para proseguir su camino. El Sin-Cara se vuelve berserker y descarga su ira contra la casa de baños…
La protagonista llega al despacho de Yubaba donde conoce al hijo de esta, un bebé repugnante que mide 3 metros. El bebezote quiere jugar (violar), pero Chihiro le enseña la mano manchada de sangre y el baby se asusta. Huyendo del cuarto del niño, aparece la hermana gemela de Yubaba, que convierte al bebé gigante en un hámster, a un cuervo que había por ahí en colibrí y a las 3 cabezas de Zangief en un clon del bebé… Recuerdo que el día que escribí esta escena, me comí una rica crema que venía en un bote que ponía “Hemoal”. La gemela amenaza con arrancarle la boca a Chihiro si se chiva a la auténtica Yubaba y dice que Haku le ha robado un sello. Pero entonces el dragón y la niña se caen por un agujero que había ahí porque sí.
Caen a la sala de máquinas de Kamaji, y Chihiro le da de comer a Haku la pelota mohosa que le regaló la cabeza de viejo (¿Qué coño? ¿Seguís ahí viendo ésto? Sois duros…). El alimento surte efecto enseguida y el dragón escupe el sello (eso que veis en la foto) con un pegote negro con ojitos, el cual podéis adquirir en jugueterías al precio de 4,800 yenes. Chihiro decide que va a devolverle su sello a Zeniba, la gemela de Yubaba, para que ayude al niño dragón de los güebos, al que Chihiro sólo ha visto dos veces en toda la peli. Y encima en una de esas dos ocasiones ha sido un borde gilipollas con ella. En Japón quienes pagan las Fantas son las mujeres.
Antes de coger el tren que le llevará hasta la casa de Zeniba, Chihiro es llamada por Yubaba, que trata de calmar al Sin-Cara, que se ha convertido en Jabba el Hutt. En lugar de tranquilizar al mostro, la niña se lía a soltarle toda una serie de preguntas cliché (“¿Por qué no vuelves a tu casa? ¿No tienes amigos? ¿Por qué no te largas, puto perdedor?“), que hacen entristecer al bicho, que comienza a echar la pota y a perseguir a Xen. Entonces aparece Yubaba y le lanza un puto Hadoken al bicho…
… Pero se la suda y sigue yendo tras la protagonista, mientras continúa potando excrementos. Recomiendo ver esta película mientras cenas. La cría logra salir del complejo turístico, seguida del Sin-Cara, que ha recuperado su aspecto original. Cuando llegan al tren, Chihiro decide llevarse de viaje al Sin-Cara, diciendo en voz alta “me da igual que seas un monstruo bipolar y hayas tratado de matarme hace tan solo 5 minutos, porque soy una puta retrasada”. Los pasajeros del tren son todos hombres de negocios fantasmales, sus rostros son sombras. Esto es así porque quería hacer algo filosófico y guay y… Y bueno, salió esto, que simboliza algo que… Aún no he pensado…
A pesar de amenazar con arrancarle la boca a la gente, Zeniba resulta ser una vieja súper simpática, que da de cenar bollos y té a Chihiro y al Sin-Cara. La protagonista devuelve el sello a la bruja gemela, que en agradecimiento le dice que ella no puede ayudarle a transformar en humanos a sus padres, que las reglas de su mundo no se lo permiten. Que traducido viene a significar: “No me sale de mi viejo y reseco papo”. Mientras viven una entrañable escena hogareña (con musiquita guay pa´ llorar de fondo sonando, of course), aparece Haku convertido en dragón, que se ha recuperado de sus heridas y viene a llevarse a Chihiro de vuelta a la casa de baños de Yubaba. Pero nuestro querido autista el Sin-Cara, se queda con la bruja buena para convertirse en su ayudante (esclavo sexual).
Volando a lomos del dragón, Chihiro tiene un gratuito flashback que no se ha nombrado durante toda la puñetera película. “Mi madre me contó que una vez siendo pequeña me (tiraron) caí a un río y que luego, al cabo de unos años, lo secaron y construyeron encima… Pero acabo de acordarme de cómo se llamaba ese río… Su nombre era… Río Kohaku. ¡¡¡Tu verdadero nombre es Kohaku!!!”. Al oír esto, el dragón se desvanece en un montón de peladillas de almendra, convirtiéndose en el niño pedorro que moja las bragas de Totoro que usa Chihiro. A pesar de estar cayendo desde cientos de metros de altura, los dos críos se abrazan llorando emocionados y recordando su pasado en común, pues resulta que Kohaku es el dios del río en el que cayó Chihiro. Esto lo hago para que el público vuelva a llorar. Porque me gusta ver lágrimas. Me excitan.
En el puente de entrada a la casa de baños, Yubaba espera a Chihiro para someterla a una última prueba que le hará ser libre si la supera. La niña, por alguna extraña bipolarada de las habituales en la película, llama “Abuelita” a Yubaba. La bruja le hace pasar el duro test de adivinar cuáles de los cerdos que tiene metidos en un redil, son sus padres. La cría acierta el enigma, “ninguno de estos cerdos son mis padres” (que las opciones disponibles están equivocadas a propósito es lo primero que piensas cuando sabes que una pregunta tiene trampa), todos los empleados de la casa de baños celebran que Chihiro haya acertado (¿por qué?), la niña vuelve corriendo al sitio por donde entró, se encuentra a sus padres y vuelve a su mundo normal y corriente, habiendo aprendido una valiosa lecci… Bueno, no. No ha aprendido NADA. Sólo ha conocido a un montón de monstruos deformes que la han hecho sufrir calamidades, habiendo estado al borde de la muerte en varias ocasiones.
FIN
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Muchas gracias eeeh… Hideo… Kojima…zaki, por esta “preciosa” historia. Por cierto, soy CacaMan. He dejado que sea el propio autor de esta bomba de ternura el que os cuente la película.
Una película que me hace enfurecer de manera exagerada. Por muchos motivos: su forzada y artificial emotividad que te entra no sólo por la vista sino también por los oídos, en forma de piano pedorro, sus personajes de actitud veletil, lo interminable que resulta (dos horas que parecen 40) y sobre todo lo supermegaultraubergigasobrevaloradísima que está, siendo habitual de listas de “Mejores Películas de Animación” y del Top 250 de IMDB.
Esto último me resulta totalmente incomprensible… Joder, si es que de hecho Hayao Miyazaki tiene películas en su haber MUCHO mejores que esta pota de magdalenas rosas. Porco Rosso es mejor, La Princesa Mononoke es mejor, El Castillo en el Cielo (¡¡¡LAPUTA!!!) es mejor… No entiendo por qué ésta ha gustado tanto al público. De hecho yo diría que fue El Viaje de Chihiro y no Mi Vecino Totoro la película que le abrió de par en par las puertas de Occidente al estudio Ghibli.
En fin, nada más que añadir, sólo esto.