Si no conoces “Shark Exorcist” (2015), es probable que mirando el titular de esta noticia ya tengas una idea vaga de lo que vas a leer: Un párrafo sobre el Sharksploitation, otro sobre las tácticas de marketing gratuitas fáciles de viralizar y otro sobre lo mal que se ven estas películas, porque se hacen con la única intención de conseguir dinero rápido y, aunque la cinta cumpla todos esos puntos, “Shark Exorcist” no es la típica mamarrachada de tiburones que ya conoces.
Se encuentra en Letterboxd como película peor valorada sobre tiburones (la vigésimo segunda peor película en general), únicamente superada por “Jurassic Shark” (2012) y, lo cierto es, que tiene todos los motivos para merecerse estar ahí. “Shark Exorcist” no es una película sobre tiburones, es una película sobre un director llamado Donald Farmer -uno de los reyes del shot on video a finales de los 80 y principios de los 90, gracias a mierdas inenarrables como “Vampire Cop”- que contrata a actrices para vestirlas en bikini con la intención de que finjan vomitarse entre ellas bajo el pretexto de que “están poseídas por un tiburón”. Si tan solo fuera ese el único fetiche sexual jodido que aparece en la película….
Ante semejante aberración del cine, es notorio ver cómo se anuncia una secuela a través de Indiegogo, la plataforma de micromecenazgo que, a diferencia de otras plataformas, permite llevarse todo el dinero que los mecenas te han dado aún sin completarse el objetivo acordado. Actualmente lleva recaudados 2.228€, un 51% de lo requerido para completar el objetivo inicial de la campaña. De conseguirlo, sería el primer proyecto en completarse de los seis que ya ha iniciado en Indiegogo.
Los incentivos de apoyo no son nada del otro mundo y ninguno de ellos te ofrece la película como recompensa. Desde los agradecimientos hasta créditos como productor y productor ejecutivo (es decir, un agradecimiento más caro), los únicos incentivos físicos son un póster firmado de la película y, aquí viene lo raro, un “bikini sangriento” de Jessa Flux por 43€. Podría intentar elucubrar sobre lo que significa eso, pero el caso es que alguien ya ha pagado por él, así que mejor dejamos esa pregunta sin responder.
Por alguna razón, la imagen del crédito como productor es la misma que la del bikini de Jessa Flux
Tras leer hasta aquí, puede parecer que todo esto se esté tratando de una estafa, pero aún con 2.000 o 500 euros recaudados, Donald Farmer saca adelante sus películas. Así que si estás pensando en apoyar la campaña (aunque yo recomiendo encarecidamente no hacerlo), puedes dar tu dinero esperando recibir una película a cambio. Por 17 euros incluso puedes conseguir un pase Online para el estreno así que… ¡Deprisa que solo quedan tres!
Fuente: Indiegogo