Alucarda, la hija de las tinieblas
México
85 minutos
Crítica realizada con el soporte técnico de Rusesky
Aviso: En este texto salen imágenes de “tías en pelotas”. Si eso te ofende, no sigas leyendo.
Saludos a todos niños y niñas, espero que hayáis disfrutado de vuestras vacaciones de Semana Santa y de todas esas zafias películas de romanos con las que cada año Televisión Española nos taladra las sienes. Lo cierto es que la consabida traca de truños histórico-religiosos tan acostumbrada en estas fechas ha constituido una excusa perfecta para redactar esta crítica en lugar de, por ejemplo, ponerme a tirar petardos en el hueco de la escalera de mi edificio. Porque la película que hoy os traigo guarda una estrecha relación con la temática beata de las películas que nos incrustan estos días en la tele. SÍ amigos, hoy va de Dios, el Diablo y la madre que los parió a los dos. Hoy va de… Alucarda.
Vamos a ello. Alucarda narra las aventuras de dos simpáticas y desinhibidas lesbianas oligofrénicas, que revindican la libre manifestación de su sáfico amor en el entorno auto-represivo de un convento regentado por una siniestra orden de monjas-momia. Como veis, vendría a ser la formula perfecta de contraprogramación para emitir en Semana Santa, y tocarle los cojones a los amantes del cine péplum/religioso. Sería así si no fuera porque, como ya os imaginaréis, Alucarda ES UNA MIERDA, y probablemente constituiría un delito contra la dignidad pública emitirla por un canal de televisión.
Como viene siendo costumbre en las películas de la colección “Noche de Lobos” no falta la patética e innecesaria intro que, lejos de introducirnos en la historia, nos invita a huir de ella, apagando la tele. Todo empieza en un decorado lleno de arbustos y malas hierbas, donde un tipo que va hecho un cerdo, con la ropa llena de mierda y con una extraña peluca hecha de hierbajos en la cabeza, asiste supuestamente en el parto a una Mujer que se encuentra tirada en el suelo con síntomas de haber consumido LSD (pone caretos, se retuerce, bufa y resopla con los ojos saliéndose de sus órbitas, ect). La mujer suplica al sucio individuo que lleve a la niña recién nacida “al convento” porque por lo visto teme por su vida (¿?). El tipejo se larga con el bebé y, tras una sucesión apabullante de primeros planos del decorado y de la Mujer poniendo caretos; acompañada de extraños samples y gritos grabados, aparecen los créditos.
Las autoridades sanitarias advierten: El consumo de estupefacientes puede producir graves alteraciones en el feto
A partir de aquí debemos suponer que hay un salto de unos cuantos años, que nos traslada a la verdadera trama. Todo empieza con la llegada de Justine a un convento donde se supone que va a vivir, tras haberse quedado huérfana. Con un gran esfuerzo hemos pues, de imaginarnos que la tal Justine es menor de edad aunque la actriz que la encarna tiene 17 años… en cada pata.
Es mona pero más inexpresiva que Steven Seagal
En seguida nos choca el desagradable aspecto de las monjas que regentan el antro, cuyos hábitos están compuestos de vendas llenas de sangre y roña, que les confiere el aspecto de disfraces de momia.
Lo siento, me niego a hacer chistes de compresas…
Pese a todo, a la inexpresiva Justine parece no importarle en absoluto y parece muy contenta de instalarse en su nuevo hogar, hasta que conoce a… ¡ALUCARDA!
Esta tiene algo más de registro que su compañera y de vez en cuando pone algún careto de loca
La tía esta se declara inmediatamente como lesbiana perdida, y le falta tiempo para tirarle los trastos a la recién llegada Justine. Para ello le enseña una bolsa donde guarda todas las porquerías que recoge del suelo, a las que llama “sus secretos”. En seguida comprobamos como las dos chicas congenian de maravilla cuando las vemos corretear por el campo y revolcarse por la hierba alegremente.
“¿Te apetece un cigarrillo cariño?”
En sus paseítos por el bosque se topan con el tío sucio del principio, que ahora va ataviado con un chaleco de piel de borrego como si fuera un pastor o algo. El tipo les habla primero en francés para hacerse el interesante pero en seguida se deja de tonterías y les hace proposiciones indecentes a las dos bolleras:
-Sé un juego nuevo ¿queréis saber cómo es?
Se llama teto: tu te agachas y…
El pastor se las lleva hasta el hediondo carromato donde vive entre mierda y donde subsiste vendiendo baratijas seguramente robadas. Con él vive otra persona…¡¡¡CHER!!!
Do you believe in love after love…
El pastor le regala un abrecartas a Alucarda y luego le come el tarro para que compre amuletos. En esta secuencia podemos ver unos absurdos primeros planos de los ojos de Alucarda, que miran obscenamente a su novia Justine, supongo que en un alarde del director de intentar sugerirnos un mensaje subliminal: “Soy bollera, me van los coños, paso de ti, cerdo bosquimano”. Finalmente las dos amiguitas superespeciales se largan de allí y paseando por el bosque se encuentran con una especie de cripta con la fachada llena de sábanas sucias colgadas por doquier (¿¿??).
Cuando entran nos percatamos de que se trata del plató del principio, ahora lleno de telarañas de algodón y sábanas mugrientas. Aquí descubrimos la incompetencia del guionista, que nos deleita con un absurdo monólogo perpetrado de forma patética por Alucarda. Resumiendo, la bollera le dice a su amiga que está colada por sus huesos y que nunca se había enamorado, ni se enamorará nunca excepto de ella. Luego parece cabrearse de pronto y, poniendo careto de mala dice:
-Llámame cruel y egoísta, pero el amor es siempre egoísta. No sabes lo celosa que soy, ¡tienes que amarme siempre hasta la muerte!
A lo que su estúpida amada contesta:
-Alucarda ¡por el amor de Dios no me hables de la muerte! (¿se os ocurre otra respuesta más incoherente?)
Después de esto, Alucarda cambia totalmente de actitud y se pone a hablar de chorradas mientras camina por la cripta en una ida de olla total. Acaba fijándose en un ataúd lleno de polvo y no se le ocurre otra cosa que decir “veamos qué hay”. Las dos tortilleras abren el cofre del muerto y ¡oh, sorpresa! Dentro hay un puto esqueleto. Ambas se ponen a chillar tirándose del pelo y dándose golpes contra la pared como las oligofrénicas que son, y acaban saliendo por patas de allí. Una vez en el exterior del templo, Alucarda nos regala otra de sus perlas:
-Tengo frío, estoy temblando, lo que tenemos que hacer es volver, ¡volver!, ¡¡¡VOLVEEEEER!!!
“Lo siento cari, he tenido un gatillazo…”
Cambiamos de escena y presenciamos un asqueroso sermón del cura del convento, sobre Satanás tentando a la carne, y lo malo malísimo que es follar y blablablablabla… lo escuchan las monjas-momia y unas cuantas chicas adolescentes de 30 años vestidas de Heidi, entre las que se encuentran, claro está, nuestras dos amigas lesbianas. En esta secuencia el director nos regala una colección de planos faciales de monjas y adolescentes con la cámara inclinada de lo más estúpido. Justine acaba desmayándose (de aburrimiento, supongo) y es conducida por las monjas-momia a su cuarto. Alucarda se queda con ella “para cuidarla”.
Cuando ambas se quedan solas en la habitación tiene lugar la escena cumbre de la película. Tras dedicarles unos cuantos insultos a la Iglesia y todos sus integrantes, Alucarda se pone de repente a gritar ¡¡¡LUCIFER, SATANÁS, LUCIFER…!!! y acto seguido tiene un ataque de frenesí esquizofrénico en el que se pone a dar vueltas sobre sí misma tirándose del pelo, chillando y poniendo caretos despollantes.
Pues eso: la madre drogadicta y la hija esquizofrénica perdida…
En un momento dado, la energúmena bollera agarra el crucifijo que lleva su novia colgado del cuello y se pone a gritar ¡¡¡MUERTE, MUERTE, MUERTEEEEE!!! Y luego sigue chillando y girando sin parar mientras empieza a oírse claramente el sonido de unos PEDOS de fondo. Al cabo de unos segundos, parece que la loca se tranquiliza y de pronto le suelta una hostia monumental a Justine y le dice que “firmarán un pacto con sangre”. Entonces para acabarlo de rematar, aparece de la nada el pastor guarro loco, y se une a la fiesta.
Haciendo gala de sus poderes hace que se oigan samples de lluvia y truenos y que entre humo rojo por la ventana. Alucarda (que de pronto esta desnuda como por arte de magia) mientras tanto invoca a Lucifer a voz en cuello. El pastor loco no pierde el tiempo y se afana en despelotar a Justine que se halla “en estado de shock” (ausente y con cara de gilipollas). Las dos tías se ponen de rodillas y el pastor dice:
-ahora os tenéis que unir la una con la otra y luego uniros en mí (quiere montar un trío el cabrón)
Les raja las tetas con un abre cartas y dice algo que NO SE OYE PORQUE SE OLVIDARON DE DOBLARLO. El tipejo este les hace chupar sangre falsa de sus dedos a las dos bolleras. Alucarda se relame, la otra pasa de todo. El pastor desaparece de golpe y las chicas se morrean obscenamente. Alucarda le chupa las tetas a Justine y ella se pone a chillar como una loca sin venir a cuento (¡oh cielos, creo que soy hetero!).
Mujer contra Mujer
Mientras tanto una de las monjas-momia reza en su habitación. Entonces empezamos a ver planos intercalados de dos escenas simultáneas. Mientras la monja-momia reza, Alucarda y Justine, ahora vestidas las dos (¿?) caminan por el bosque y se encuentran con una panda de hippies desnudos comandados por Cher, que se ponen a danzar alrededor de las dos chicas mientras cantan en alabanzas a Satán. La monja se arrastra por el suelo y retuerce suplicándole a Dios que le dé fuerzas mientras hace aspavientos. En seguida vemos a Cher que también hace aspavientos (en un paralelismo acojonante), y acto seguido aparece un tío disfrazado de cabra que, suponemos, es Satanás.
Los hippies empiezan a follar en una orgía morrocotuda y Satanás se dedica a pasearse entre ellos tocando culos a dos manos, mientras la monja empieza a llorar sangre hasta el punto de verse totalmente bañada en ella (¿¿??). Entonces alguien parece arrojar un globo lleno de sangre a Cher (¿¿¿???) que cae redonda como si estuviera muerta (¿¿¿¿¿?????), a lo que sigue una sucesión de planos de la monja poniendo caretos de satisfacción mientras levita en medio de una luz láser mega-cutre.
Esto parece un concierto de Pink Floyd. Los satánicos van hasta el culo de drogas pero es que la monja ya hasta vuela y todo…
Supongo que a estas alturas sois incapaces de imaginaros cómo continúa este despropósito. Pues el guionista tampoco tenía ni puta idea de cómo seguir, así que, en un alarde de holgazanería extrema, saltamos al día (o semana, o mes, o siglo de los cojones) siguiente y presenciamos otro estúpido sermón de mierda sobre lo peligrosísimo que es echar un polvo. Esta vez nuestras dos amigas pasan del rollo católico y se mofan de las monjas y del sacerdote cantando en alabanzas a Satán y correteando por la capilla cual Zipi y Zape huyendo de Don Pantuflo. Al final se acaba el cachondeo y envían a Alucarda al confesionario mientras Justine finge otro de sus desmayos para que no le caiga una buena bronca (qué lista es la cabrona). Como parece que esta muy malita llaman al doctor:
…de aquí la expresión “jugar a los médicos”
Que se dedica a meterle mano y ponerle cosas raras por los brazos. Entre tanto Alucarda le hace proposiciones indecentes al capellán, (mientras vuelven a oírse PEDOS de fondo), la cual cosa cabrea sobremanera a las monjas-momia. Estas deciden reunirse todas en una habitación donde se flagelan las unas a las otras (con mucho cuidado para no hacerse daño ni estropearse el maquillaje de heridas de la espalda) y a pasarse un libro donde hay anotadas noticias paranormales sobre monjes y monjas que van leyendo en voz alta una tras otra.
Tras esta desquiciante sucesión de chorradas llegan a una conclusión:
-¡TENEMOS QUE PREPARAR UN EXORCISMO!
“Necesitamos un exorcista cagando leches. Buscaré el número en las páginas amarillas…”
El exorcismo en cuestión es una ceremonia absurda y obscena donde las dos chicas son atadas a cruces de San Andrés CON CINTA AISLANTE. Después de otro zafio sermón religioso, un monje desnuda a Justine y se dedica a pincharla en las costillas con una aguja de hacer punto hasta que se muere (¿¿¿???).
La Pasión de Justine
Alucarda no deja de gritar improperios, lo que le hace merecedora de un guantazo que la deja K.O. Cuando parece que nuestra lesbiana favorita va a correr la misma suerte que Justine, el buen Doctor irrumpe en la sala y la rescata, acusando a los monjes y monjas de ser unos salvajes retrógrados y unos asesinos fanáticos (en el que es EL ÚNICO MOMENTO VERDADERAMENTE COHERENTE de esta mierda de película). Ni corto ni perezoso libera a Alucarda y se la lleva a su casa. Allí conocemos a otro zafio personaje: la hija ciega (y tonta del culo) del Doctor, a la que por supuesto nuestra intrépida bollera no tarda ni dos segundos en intentar llevarse al huerto.
Mientras, en el convento comienzan a suceder hechos acojonantes e inquietantes. El cadáver de Justine, que había sido colocado en un altar en vísperas de su entierro (¿?) desaparece, y en su lugar aparecen montones de sabanas sucias. Después una monja-momia se pone a chillar de forma ridícula para anunciar la aparición de un monigote ensangrentado que, según nos quieren hacer creer, es otra monja-momia quemada (¿?). Mientras el doctor y las monjas investigan, Alucarda se liga a la ciega y ambas se van de casa del doctor. Inmediatamente nos plantan un plano ridículo del sacerdote arreándole espadazos CON UNA KATANA al monigote requemado mientras este se retuerce echando chorros de sangre falsa a presión.
Qué moderno el puto doctor: lleva gafas…¡de plástico!
El doctor, al ver este suceso paranormal acojonante abandona todo escepticismo que pudiera haber en su mente y se convierte en Mr Torquemada, liderando la búsqueda para acabar con las dos lesbianas satánicas. Ipso facto se dirigen a la cripta de las sábanas sucias donde se topan con Justine que se esconde en un ataúd lleno de sangre falsa. La tía se levanta hecha una fiera y en pelota picada, y se lía a hostias con la monja que ha abierto el ataúd en una escena sensacional. La monja-momia intenta dialogar con ella y cuando parece que se le pasa el berrinche y empieza a adoptar un estado de estupefacción (otra vez cara de gilipollas), aparece el doctor y se pone a salpicarla con agua mineral, la cual cosa le provoca la aparición de unas ronchas feísimas en la piel. Y claro, la chica se cabrea un poquito y le pega un bocado en el cuello… ¡a la monja! Después de esto Justine se funde humeando y transformándose en un esqueleto roñoso, dejándonos con las ganas de ver al puto doctor hipócrita de mierda llevándose una buena paliza por ser tan cabrón.
Elimina todo lo que le sobra a tu organismo con dos litros de agua Font Vella al día…
Entonces oímos a la monja que agoniza decir unas absurdas últimas palabras:
-Alucarda… el convento…
Finalmente llegamos a la escena final de la película cuando el doctor y su séquito de monjas momificadas regresan raudos y veloces al convento siguiendo las lógicas y absolutamente coherentes indicaciones de la monja ahora muerta.
Asistimos entonces a un espectáculo bochornoso. Alucarda, en una escena que supongo intenta imitar al final de Carrie, prende fuego mágicamente a las esquinas del plató y hace caer trozos de cartón-piedra sobre los extras disfrazados de monjas-momia, que corretean de un lado para otro haciendo aspavientos de forma vergonzosa. Las adolescentes beatas de 30 años, que también están presentes se desmayan y gritan “¡Es Alucarda!” (¿?).
Aquí nos empiezan a meter varias veces el mismo plano del ojo de Alucarda con UNA LLAMA DE MECHERO superpuesta, intercalado con imágenes de la hija ciega del doctor tirándose con cuidado por las escaleras y quedándose tiesa en el descansillo. El doctor la recoge y se larga echando leches. Vemos planos del decorado derrumbándose y de una imagen de Cristo ardiendo. Finalmente entran las monjas acarreando el cuerpo de su compañera muerta, la levantan en volandas con los brazos en cruz (¿?) y Alucarda al ver esto empieza a humear y a chillar tirándose del pelo dando vueltas sobre sí misma (su especialidad); tras lo cual cae al suelo donde SE EVAPORA (¿¿¿???). Nos plantan un plano de Cristo ardiendo mientras se oye el sonido de alguien ARRUGANDO PAPEL DE CELOFAN en un ridículo intento de imitar el crepitar de las llamas; aparecen los créditos finales y termina nuestra pesadilla.
Después de ver esta mierda te dan ganas de hacerte católico…
CONSIDERACIONES FINALES
Bueno el tío que dirige esto es un tal Juan López Moctezuma. Asimismo la mitad de los nombres de los créditos son hispanos. No sé si esto sirve de justificación para la inmunda cochambre que exuda cada fotograma de este bodrio. No he visto un diseño de producción más MIERDOSO desde… bueno desde hace bastante poco la verdad, pero no nos desviemos del tema. Lo curioso es que creo poder afirmar que el germen de la historia no es del todo malo incluso se podría hacer algo bueno con ello, hasta esta película podría ser buena (o al menos, pasable) con sólo poner una pizca de ganas. O sea, se trata de poner verde a la Iglesia ¿no? Poner a los curas y a las monjas como unos reprimidos masoquistas, y a los satánicos como unos iluminados que follan un montón y se lo pasan de coña, ¿no es así? A la gente le gusta (en la ficha de la película en el Internet Movie Data Base le ponen un 5,5 sobre 10 de nota: yo flipo). Lo tenían fácil para alcanzar el éxito… Pero una vez más la mierda cae sobre la humanidad en forma de celuloide… Y una vez más Noche de Lobos la rescata del olvido para que la veamos y nos tiremos del pelo mientras chillamos dando vueltas sin parar… como Alucarda.
Por cierto ya os habréis dado cuenta de que Alucarda escrito al revés es adracula. Mejor no decir nada sobre esta soberana gilipollez ¿no?
Obviamente, no podía terminar sin hacer esta comparación…