Jugar a Matar
España
90'
En la fecha de publicación de este artículo se cumple el aniversario del crimen de Javier Rosado, repugnantemente bautizado por un no menos repugnante sector de la prensa de este país de pandereta como “El Crimen del Rol”. Uno de los episodios más deleznables de la crónica negra española de los últimos 30 años, tanto por la naturaleza terrible e inenarrable del suceso en sí mismo, como por el vomitivo tratamiento basado en la ignorancia y el analfabetismo que del mismo hicieron prácticamente todos los medios de comunicación. En este sentido, crearon un estigma que impregnaría durante varios años a una buena colección de noticias posteriores, asociando los Juegos de Rol con casos de profanaciones en cementerios, asesinatos de mascotas, los más estúpidos actos de vandalismo, o lo que se les enquistase en el orto a los periodistas españoles, que revolcándose en su hedionda estulticia parieron lindezas como esta:
¿Qué te creías, Rafael Torres? ¿Que podías hacerlo desaparecer de internet? Don´t fuck with the nerds, bitch
No os voy mentir, se nos habría pasado ya el cabreo del todo si no fuera porque las cosas no han cambiado demasiado después de casi tres décadas, como nos demuestran estos figuras.
En fin, repugnante todo. Pero este no va a ser un artículo de berrinche, aunque hoy más que en ninguna otra ocasión tenga yo motivos de sobra para dar rienda suelta a mi furia clamando en el desierto como un tarado para vuestro descojone, mis queridos wokes y centenials, que lleváis ya dos párrafos y una foto sin tener ni la más puta idea de lo que os estoy hablando. No, hoy toca un artículo de mofa y deshueve, a costa de la consecuencia más jocosa y vergonzante de aquel trágico y macabro evento. Estoy hablando, por supuesto, del exploitation.
Porque el crimen de Javier Rosado y su compinche Félix Martínez, además de reportajes y especiales televisivos más amarillos que Piolín, también inspiró diversas obras en cine y televisión, perpetradas por individuos de lo más indocumentado e ignorante posible. Son los casos de “Nadie conoce a Nadie” de Mateo Gil, película irritantemente tendenciosa pero bien facturada a efectos técnicos, que surge a rebufo del suceso y se inspira libremente en él, pero con un argumento y unos personajes totalmente inventados.
O aquel capítulo de Hospital Central (ese vergel de calidad interpretativa y guionística) en el que un jugador de rol chiflado pide que lo ingresen quejándose de un dolor de tripa, para poder cortarle la cabeza a un doctora con una catana (aquí hacemos cocina-fusión con el tarado de José Rabadán que, según ciertos medios, mató a toda su familia literalmente “por culpa del videojuego Final Fantasy VIII” y al que blanquearon recientemente en una entrevista de la tele absolutamente surrealista).
Podéis disfrutar la desde ya mítica secuencia en el siguiente vídeo. Encontrad las 7 (o más bien 70) cazurradas, o si os da pereza, intentad esto otro: DESCUBRIR DE QUÉ COJONES ESTÁN HABLANDO ESTOS IMBÉCILES, porque de rol desde luego que no:
El escenario de campaña de D&D: Reinos Olvidados, el tablero del abismo de Helm del juego de mesa de ESDLA, papelajos con letras escritas al azar, botellas de bebercio y fanta marca blanca por doquier, números de Video Girl Ai tirados en medio de la mesa de juego, posters aleatorios de películas clásicas, dardos gratuitos para Se7en y Terminator, y coronando el espectáculo, una vieja gloria de nuestra web, el irrepetible (por suerte) Lorenzo Armenteros (Más de 1000 cámaras velan por tu seguridad) y su inagotable colección de muecas y aspavientos. No se puede pedir más diarrea mental en solo 2 mínutos de video.
Y así llegamos a la que hoy nos ocupa, “Jugar a Matar”, de Isidro Ortiz (‘Fausto 5.0’, ‘Eskalofrío’), basada directamente en los hechos (aunque con ciertas licencias y cambiando los nombres de los personajes), y como veréis, un mojón del tamaño de la montaña de ‘Encuentros en la Tercera Fase’, con unos efectos especiales de basurero, un guion que es una oda a la superstición más zoquetil y descacharrante, y unas interpretaciones que ni Jordi Mollà en GAL.
JUGAR A CAGARLA
La película arranca con una escena en la que vemos a un conductor de autobús bajarse del vehículo en un descampado al término de su turno, al despuntar el alba. Ni corto ni perezoso el funcionario se dirige a una torre eléctrica cercana, se baja la bragueta y se pone a mear tan a gusto, contemplando la salida del sol. Recreándose en la micción, dirige el chorro de agüita amarilla en derredor regando las flores, hasta que de pronto se da cuenta de que está meándole en la boca abierta a lo que parece un señor durmiendo panza arriba entre los matorrales, pero que enseguida descubrimos aliviados que es un muñeco de goma al que han echado por encima un par de litros de témpera Jovi color bermellón.
Parece que no respira comisario. Y nunca respiró…
Pero no os creáis que se limitan a sacar ese único pelele tres segundos y con disimulo para que no se note, ¡qué va! Se regodean bien en el esperpento metiendo primeros planos a porrillo, y es que los chicos de DDT se lo pasaron en grande modelando monigotes, y no dudan en exhibirlos con todo lujo de detalle, aprovechando que te meten de regalo escenas de otros casos de asesinato que no tienen nada que ver. Bienvenidos al festival del látex:
Joder, a la de la segunda foto no le han puesto ni lengua. Lo que me mata de risa, es que para el plano general ponen a una actriz de carne y hueso tumbada en la mesa, ¿Por qué cojones no la usan también para el primer plano? si es que además sería más barato. Parece que les guste quedar como unos cutres…
Además, siendo del 2003, con CSI emitiéndose por triplicado en los televisores de todas las viejas del país, los guionistas, entre los que se encuentra el propio director Isidro Ortiz, no han tenido el menor reparo en convertir la película en un certamen de escenas videocliperas de los forenses, desplegando todos sus artefactos y examinado pelos de coño de mosca al microscopio a ritmo de tecno chunda chunda. El descojone no se hace esperar:
Vista microscopio. Imagen superior: 20 aumentos. Imagen inferior: 20 aumentos pero más grandes.
Por supuesto el culmen del ridículo es verlos escudriñando y examinando la parafernalia friki que encuentran, poniendo cara de tener en sus manos artefactos alienígenas extraídos del OVNI de Roswell:
Prueba A. Objetos de plástico de colorines con números. No sabemos qué son pero LO AVERIGUAREMOS.
Y como ya pasara con los falsos cadáveres, de nuevo hacen gala de lo que sólo puedo definir como auténtico “exhibicionismo cutreril”:
COSTREANDO: hoy, especial figuritas de Warhammer pintadas con el culo. (Efectivamente, de una puta estantería llena de miniaturas que tenían, le hacen el primer plano a ESA).
Antes de seguir, presentemos a los héroes de la imbecilidad. Encabezando al equipo justiciero tenemos al comisario Tomás Oreiro, un tipo que va con cara de mala hostia hasta cuando folla (cosa que pasa bastante a menudo, como luego veremos), y que no se corta en entrar fumando en la sala de autopsias y tirar la ceniza del cigarro en la mesa del cadáver, o ponerse a beber agua (suponemos) en una probeta, para demostrar quién tiene los cojones más grandes. Interpretado por el veterano Juan Fernández, penosamente encasillado ya curtido en papeles de cabronazo, líder neonazi o de energúmeno, (vamos que no se sale mucho de su línea).
Después tenemos a la sexy y fogosa inteligente e intrépida forense Inés (sin apellido, las mujeres no lo necesitan), encarnada por Lucía Jiménez; y al ayudante del comisario (ni recuerdo ni me importa cómo se llama), que le acompaña en todas las pesquisas y hace comentarios homófobos como buen esbirro.
Por último, ya en el escalafón más bajo, tenemos al “forense friki”, el “forense señora con gafas”… Bueno, el resto dan bastante igual todos, menos Nico Baixas, que es una actor que me cae bien (aunque ahora peor por haber salido en esta basura) y hace de “forense punki”. Y aún faltaría añadir otro desagradable personaje más que de hecho es de los principales, pero lo describo más adelante para mantener el suspense.
CSI: Madrid
Habréis notado que he mencionado un “forense friki” entre los personajes. Estaba claro, había que “Ilustrar” a los espectadores sobre “la cosa esa chunga del rol” y la manera más económica era meter el típico “personaje-oráculo” y quedarse tan pancho. Así que entre los forenses hay uno que pilota de cultura friki, y es el que da las explicaciones sobre qué es un juego de rol mientras los demás le miran como trogloditas que ven el fuego por primera vez. Por supuesto, la escena en cuestión es la fantochada asustaviejas más nefasta y ridícula que fueron capaces de perpetrar, al tío solo le falta ponerse una linterna bajo la barbilla:
“El rol sólo lo entienden quienes conocen las reglas” COMO TODOS LOS DEMÁS JUEGOS DEL PUTO UNIVERSO, GRACIAS CAPITÁN OBVIOUS.
Como ver a estos deficientes mentales soltando todo su detrito cognitivo por la boca la investigación del caso no es suficiente para llenar 80 minutos, obviamente el director tiene un problema, pero lo soluciona rápido metiendo una trama de folleteo como está mandado para rellenar. Básicamente, la bella forense se calzará al comisario de brillante cabeza, para mitigar la decepción de ver frustrado su ascenso a jefa de departamento por oscuros y estúpidos motivos, que luego te explican por encima y que NO IMPORTAN NI A SU MADRE.
“Sospecho que no era a ti a quien tenía que follarme…”
Por lo visto el anterior jefe, un viejo bigotón que dimitió por causas random (que luego no lo son, blablablá…), en lugar de ascenderla a ella, cuela en el departamento a un guapito de cara desagradable que desde el minuto uno caerá como el culo al comisario y a todos los espectadores.
El Will Graham español (Andoni Gracia). Se pasa la película frunciendo los labios y mirando a los demás, como si le hubieran robado la dignidad sin la cual nació.
Nada más entrar en escena, el tipo empieza a “meterse en la mente del asesino”, elucubrando hipótesis y diciendo chorradas para hacerse el guay (en el vídeo de antes habéis podido ver una pequeña muestra), mientras la forense y el resto de currantes hacen su trabajo. Más tarde se descubrirá que filtra informaciones del departamento a la prensa, lo que le valdrá la ira del comisario. El caso es que mientras el imbécil éste nos asquea a todos con su verborrea, los forenses se dedican a remover las tripas de látex del muñeco encontrando diversas pruebas, las cuales terminan revelando el origen del cuchillo empleado en el crimen:
Llame ahola y cálguese al mamón de su vesino jugando al lol
Pero volvamos a la trama. El asesino no descansa, y busca con ansia a su siguiente víctima (en la vida real sólo hubo una, pero como para la peli les parecía muy soso un solo cadáver, pues se inventaron otro, claro que sí), en un par de despollantes secuencias en las que vemos su vista subjetiva mientras viaja en bus y camina por la calle, mascullando todo el rato gilipolleces como: “¡Buscar la víctima correcta! ¡El sacrificio para ascender al tercer nivel! ¡La ofrenda, sin rastro, sin huellas! ¡Precaución! ¡Holocausto, venganza contra mis enemigos!, ¡Mortandad, sin perdonar a nadie!”
‘En la ciudad de Silvia 2: juego mortal’
Y tras un rato dando vueltas, por lo visto consigue su objetivo, en este caso una adolescente fiestera a la que trincha en el parking de “la discoteca Crisis, templo del techno, donde cada fin de semana miles de jóvenes se reúnen para consumir drogas de diseño y alcohol”, según nos informa con todo su coño la presentadora del telediario (todo bien ¿eh?; en la discoteca no juegan al “rol” ese del demonio, sólo se ponen hasta el culo de todo decentemente). Total, que el comisario y su peña uniformada se personan en el lugar del crimen para examinar a la muerta y…. ¿Un momento, seguro que está muerta? Igual deberían llamar a una ambulancia, porque la chica claramente respira todavía:
BUENO ¿QUÉ? ESTA AL MENOS NO DIRÉIS QUE SE NOTA QUE ES UN MUÑECO. SI ES QUE OS QUEJÁIS POR VICIO, CABRONES.
Y entonces los acontecimientos se precipitan:
-¿Diga?
-¿Comisario? deje de follar que hay otro fiambre
-Cagondios… ¿Otro?
-Nah, era solo por joder…
La peña está desolada por la vorágine de peleles ensangrentados:
Incontrá al que lo ha hecho po favó…
En su incesante búsqueda contrarreloj, nuestros héroes se encuentran con los más siniestros personajes:
Policías en acción.
Y al mismo tiempo, los forenses, a tope de tensión, celebran una fiesta… ¿WHAT?:
Al principio pensé que le estaban haciendo la autopsia a otro muerto, pero no, eso no es un muñeco, es una tarta, fijaos bien.
Y por en medio sale Carmen Elías, que habla un momento con el comisario para rellenar aún más y explicarnos por qué dimitió el anterior jefe forense. Por el rollo de miraditas y gestos que se traen, estás esperando que se pongan a follar como conejos en cualquier momento y que ella lleve un liguero de color granate debajo de la falda, pero incomprensiblemente esto no pasa.
“¿CÓMO QUE NO? ¡Si voy más salida que el pico de una plancha, mira como tengo los pezones!”
Hasta que por fin surge otra pista clave que da un vuelco a la investigación y a mis costillas, qué casi se rompen de la carcajada:
¿Comisario? Aquí el agente Torcuato reportándose. Hemo encontrao una alfombra llena de pruebas en un containe, sí.. ¿Cómo? Akestá follando otra vez, usté disculpe….
El sketch de José Mota Rebuscar con ahínco en la basura da su frutos, y los sientíficos (después de dar por finalizado su guateque, entendemos) encuentran una muestra de sangre no perteneciente a ninguna de las víctimas con restos de un medicamento raro que, después de ir de puerta en puerta visitando a todos los nerds de la ciudad, acaba llevando a encontrar a uno de los asesinos, obviamente “el secuaz”. Un niñato apocado y más tonto que una piedra, que para huir de la policía se esconde debajo de un coche dejándose el pie fuera.
Es que tiene “necrosis en el cerebro”.
En su casa encuentran todo tipo de objetos macabros y terroríficos que nuestra heroína contempla fascinada, mientras suena música siniestra para acojonar al público:
Una foto de Lovecraft fotocopiada y recortada, un flayer viejo de Marillion, una portada arrancada de la revista 1984, una alfombrilla de ratón de Joe Dalton… Lo que cunde rebuscar en el basurero municipal, atrezo para pelis gratis. Oh wait, ¿Sabéis lo que no hay? NI UN PUTO MANUAL DE ROL. Es que esas cosas se ve que no las tiran nunca. Síndrome de Diógenes lo llaman.
Y entonces encuentran LA PRUEBA DEFINITIVA:
FALTA UN CUCHILLO GINSU EN EL MALETÍN DE LOS CUCHILLOS GINSU. LAS CAGAO CHAVAL, LA LEY NUNCA FALLA. AL TALEGO DE CABEZA.
La madre del soplapollas detenido les dice a los polis que su asqueroso hijo pasaba mucho tiempo en una tienda DE CÓMICS (quedaos con el dato), que el forense friki conoce, y raudos y veloces, el comisario y el guapito de cara se dirigen hacia allí dispuestos a llevar la justicia y la luz (sobre todo la luz) hasta ese sórdido antro…
La “Tienda de cÓmics”. Quincalla “satánica” y calaveras a porrillo compradas en los chinos, y hasta un tendero que parece un cosplay incel de Aleister Crowley, pero de cómics, lo que se dice cómics, ni uno ¿LOS DE PRODUCCIÓN TENÍAN PUTA IDEA DE ALGO? ¿SE HAN LEÍDO ALGO EN SU VIDA? ¿TENÍAN ALGO QUE NO FUERA AIRE O MATERIA FECAL DENTRO DEL CRÁNEO?
En la “zona de juegos” del local, el comisario y sus secuaces encuentran a unos niños jugando a rol, a los que enseña la fotografía del asesino capturado. Ante la negativa a decir nada de los chavales, manda traer un furgón para llevárselos a todos sin avisar a los padres ni nada. Los menores secuestrados son interrogados en comisaría por el comisario, que utiliza su piquito de oro para doblegar su resistencia con argumentos tan incontestables como este:
Niño:¿Cuándo nos podremos ir a casa?
Comisario: ¿Yo a qué os dije que veníais?
Niño: A declarar.
Comisario: ¿Y has declarao ya?
Niño: No.
Comisario: Pues eso.
Aunque su esbirro tampoco se queda corto, y no duda poco menos que en advertir a otro de los críos que en la cárcel se van a rifar su culito como no hable pronto:
En serio, incluso tratándose de la policía ¿A ALGUIEN LE PARECE MEDIO NORMAL ESTO?
Ahí es cuando los guionistas, astutos ellos, meten la frase que da título a la película, cuando el comisario le pregunta a uno de los niños con cara de ir a arrancarle los brazos y pegarle con ellos: “¿TE GUSTA JUGAR A MATAR?” (a él no sé, pero tú tienes cara de pajearte con la sola idea, hijo de puta…)
Pero tanta dedicación de nuestro calvo a la tortura de adolecentes al trabajo pasa factura a su vida amorosa. La joven forense es puro fuego y no puede pasar media hora sin darle al mambo. Así que a falta de solomillo se zampa un escalopín. Ni que decir tiene que todo esto nos importa QUE TE CAGAS, al asesino que le den por culo:
Sí, he dicho “SE ZAMPA”. Y sin masticar.
Y es que el comisario ya está desfasado con sus métodos, el guapito de cara es el que parte la pana y se lleva a la nenita consiguiendo pruebas incriminatorias chachis sin usar la violencia, BIRLANDO UNAS UÑAS COMIDAS EN LA SALA DE INTERROGATORIO:
Además de necrosis cerebral, tiene unos dientes como cuchillas, peor que un alien. Ojito con él. Y eso que parecía una mierda seca ¿eh?
Bueno, total, que analizan las uñas, “anal-izan” a los niños secuestrados y entre todo esto acaba saliendo el nombre del auténtico Mastermind del crimen, que resulta ser un niño rico de familia bien y madre MILF, que en esos momentos ya se halla a la caza de su siguiente víctima:
LA CALAVERA TE ORDENA MATAR MUAHAHAHAH. (Sí, es un dado de Heroquest, aquí lo que casi me mata a mí es la pura vergüenza que me sobrevino como la sangre inundando el pasillo del hotel Overlook)
Las reglas del juego lo han dejado claro… ¿Hacia dónde se dirige nuestro asqueroso villano? A la piscina:
Hembra prepúber puesta al remojo a la vista, igualica a la del dibujo que he hecho en la escena previa, vamos pa allá. Lo que hay que hacer por subir de nivel…
Afortunadamente los polis llegan a la carrera y le echan el guante al tipejo a tiempo gracias a su espectacular dominio del parkour:
Parece que todo ha terminado… ¡PUES NO! Porque el niño pijo, además de tener una cara que dan ganas de usarla de diana de lanzacohetes, también tiene a SU ABOGADO:
Con esa cara está claro que solo defiende a gente inocente.
Las cosas se complican, el juez presiona al comisario por teléfono para que liberen al puto asesino… ¿He dicho juez? Bueno, el comisario lo llama “señoría” pero a juzgar por la voz y entonación que emerge del auricular, igual debería llamarle SUPERINTENDENTE VICENTE:
Así que los forenses deben de nuevo ponerse manos a la obra examinando esta vez el coche del asesino con sus famosas luces azules, que revelan toda la sangre oculta a ojos de los mortales. Paralelamente, el comisario y su ayudante siguen torturando a los niños secuestrados (SÍ, SIGUEN SECUESTRADOS), y entre unos y otros consiguen las pruebas definitivas para empapelar al cabrón. Es entonces, cuando ya tienen al perla cogido por sus tumefactos huevos de incel, que éste se decide a confesar, relatando con gran deleite sus tropelías, mientras el director nos bombardea con un combo de caretos y rictus de maldad concentrada.
Aquí no se cortan en meter en el guion frases reales de la auténtica confesión de Javier Rosado, entre las que se encuentra la celebérrima “es espantoso lo que tarda en morir un idiota”, que sirvió hasta como titular en un artículo (uno no, varios) de prensa. En cambio esa otra de “el rol me repugna, sólo he jugado a Razas”, por lo visto se les pasó.
Y ahora sí, por fin todo termina, y tiene lugar el desenlace del ardiente e infartante triángulo amoroso, que no hace falta que me digáis, era lo que os tenía en vilo a todos:
Ya está, chicos, podéis dormir tranquilos, vuelven a follar.
Por si alguno de vosotros se lo pregunta, no hay ningún tipo de disclaimer ni ningún otro intento de descriminalizar los juegos de rol en los créditos, ni del principio ni del final. Tampoco aparece agradecimiento ni mención alguna a ninguna tienda o marca del sector, dado que, como es lógico suponer, no hubo ninguna que se prestara a colaborar en semejante insulto (y tampoco creo que tuvieran cojones de pedirlo los responsables de este bodrio, ya hubiese sido demasiado morro hasta para ellos).
ES ESPANTOSO LO QUE TARDA EN DESAPARECER LA MUGRE
‘Jugar a matar’, en gran medida como ya sucediera con su también deleznable predecesora americana ‘Mazes and Monsters’ protagonizada por Tom Hanks, de la cual no me voy a enrollar a hablar ahora, está basada en las idioteces que se inventó la cazurra e ignorante prensa española (y sin molestarse ni un puto minuto en buscar la más mínima información por otras fuentes, claro está); y no en la auténtica realidad del caso, pero a diferencia de la película de Tom Hanks, o de la anteriormente mencionada ‘Nadie Conoce a Nadi’e, el cutrerío, el bochorno y lo que ahora llamaríamos cuñadismo extremo que la inundan, la hacen tan ridícula y tan lamentable que no puedes ni cabrearte, solo puedes reírte a carcajadas hasta que el dolor estomacal te obliga a serenarte bajo riesgo de morir de risa.
Al final un producto tan deplorable y mierdero, acaba casi, casi haciéndonos un favor, ridiculizando por completo tanto la imagen de la policía como la cavernícola y retrasada visión que los medios de comunicación tuvieron (y siguen teniendo) de un hobby, ante cuya existencia se comportaron como aldeanos medievales al oír la teoría de la tierra esférica. No va a hacer mucho por mejorar la opinión del populacho sobre los juegos de rol (y como que nos importa tres cojones esto), pero a tiro pasado, al menos nos podemos echar unas buenas risas a costa de esta basura. Gracias Isidro Ortiz por defecarla.
¿QUÉ NO ES UN ARMA DEL CRIMEN? TÚ PÍSALO CON EL PIE DESCALZO Y LUEGO ME LO CUENTAS, MAMÓN. PUTOS FRIKIS…
Pd: Si queréis leer un artículo que se ajusta bastante más a la realidad (aunque alguna perlita suelta, pero pequeña), sobre el crimen real de Javier Rosado aquí lo tenéis: