Estados Unidos
4.440.000.000.000 nanosegundos que parecen horas cada uno
Nota previa: La siguiente crítica se ha escrito en colaboración con el webmaster Oso
Vamos con la madre de todas las pelis cutres. La que puede servir de rasero para medir cualquier mierda en forma de celuloide, el Grial de lo cutrefacto. En esta gloriosa película, se cometen todos los errores conocidos en el arte cinematográfico, y es que además Hal Warren, su director, se las ingenia para descubrir unos cuantos fallos nuevos, que sólo él ha sido capaz de pergeñar.
Ataros el cinturón de seguridad bien apretadico que vamos con:
Antes de presentaros a los protagonistas os contaré brevemente la historia que hay detrás de la película. Hal Warren era un vendedor de estiércol y otros fertilizantes y se encontró en una tasca con un guionista de Hollywood. Tras mucho trasiego alcohólico la cosa derivó en que Hal se daba aires de hombre polifacético y acabó apostando a que él con 20.000 dolaretes de vellón era capaz de rodar y estrenar una película de terror. Y lo hizo, pero de aquella manera, y por una vez el cartel no mentía, es algo que supera cualquier cosa que seas capaz de imaginar…
Teniendo en cuenta el resultado del filme, se intuye que Hal fue el primero de su promoción entre los tratantes de abono, ya que su hábil manejo de la mierda queda perfectamente reflejado en cada segundo del nauseabundo metraje.
DE LA CATATONIA AL RIGOR MORTIS, PASANDO POR EL “MONO”
Vayamos con los protagonistas, cuyas interpretaciones oscilan entre la catatonia y el rigor mortis, a excepción de un inquitante y tembloroso individuo del que ahora hablaremos. Los artistas están tan absortos en sus actuaciones, que constantemente se quedan inmóviles sin saber qué cuernos decir, esperando a que la inspiración divina o el director les dicten el guión sobre la marcha.
Torgo. Seguramente el mejor lacayo libidinoso en la historia del cine. Supuestamente es una especie de sátiro, al que en vez de patas de cabra le han embutido medio melón en cada rodilla. Cuida la estancia mientras el Amo no está (o está fuera de este mundo o muerto, pero no muerto como tú te imaginas, colegui).
Se ve que para ahorrar costes, el casting debieron hacerlo en un centro de acogida, donde reclutaron a este vagabundo borracho, al que, debido a la escasez presupuestaria, privaron de su habitual desayuno de anfetas mojadas en vodka. De este modo generaron en su persona un más que evidente síndrome de abstinencia, gracias al cual camina más que torpemente y tiembla como una gelatina Royale en mitad del bombardeo de Hiroshima.
Habla por triplicado (como si fuera un expediente administrativo con patas) y se siente solito. Quiere una esposa, también con melones, pero en otros lugares.
El amo. Gobierna la diablesca mansión con la actitud de un cabo primero de una guerrilla maoísta y es el líder de una secta o séctima de adoradores de la zarpa del diablo. A tenor de su peinado, se deduce que en vez de peine utiliza un tenedor y aunque tiene careto de campechano cartero de pueblo, posee muy malas pulgas.
La familia de vacaciones. Un marido tan inútil, incompetente, inepto y obtuso en la historia como lo era quien lo encarnaba (Hal Warren) en la vida real. La mujer o esposa mantecosa no es mucho más lista que su marido, la hija de estos ciudadanos tan amorfos bastante desgracia tiene la pobre con su genética y se pasa la película jugando con los chuchos o mirando directamente a cámara.
Las esposas del amo. Diversas mocicas reclutadas en una escuela de modelos local a las que Hal Warren quería vestir con túnicas transparentes. Imagino que las fuerzas vivas dijeron que “y un cuerno”, así que llevan las respectivas monumentales bragas y sujes de sus abuelas debajo.
Pareja que se da el lote a todas horas. Con sus constantes apariciones dan una nueva dimensión a la recurrente frase “¿PERO VAMOS A VER QUÉ NARICES PINTA ESTO EN LA PELÍCULA?”. Su papel en la trama consiste en intercambiar continuamente fluidos bucales hasta que el sheriff local les hace circular. Entonces aparcan en otro lado y siguen la juerga erótico-parrandera; así a todas horas. Guardan tan escasa relación con la trama principal que sus escenas parecen tener lugar ya no en otra película, sino en otra galaxia. De vez en cuando, para otorgar un poco de variedad al asunto, le dan al bebercio o miran a cámara con cara de cenutrios. Ni los huracanes ni las tormentas ni pasar una noche entera al raso y sin dormir les desaniman en su ardorosa tarea.
PAISAJES DESLUMBRANTES
Continuaremos con la historia en sí:
Una pareja con su hija conducen por una carretera perdida de la mano de Dios en dirección a alguna parte. Él, como buen marido a la antigüita, sabe el camino perfectamente y tira palante hasta estar irremediablemente perdidos. Se ilustra la escena con una discusión de esas de “eres un calzonazos deberías haber traído un mapa”, “¿cuándo me he perdido yo, si soy el Fernando Alonso de mi pueblo?”…
Como la niña aburrida se empeña en mirar a cámara…
…Hal Warren resuelve el problema con un largo plano que nos muestra el colodrillo de la mami mientras cantan “Row your boat.”
Ni Einsestein se atrevió a tanto.
Seguimos en ruta ambientados con una música jazzera que parece tocada por una cuarteto muy aficionado al bourbon. El director aprovecha para rellenar metraje con casi dos minutos de deslumbrantes paisajes que ciegan la vista, pero no precisamente por su belleza.
Fascinantes paisajes que despiertan en su observador el síndrome. Pero no el de Stendhal, sino el de Tourette
Y vamos con otra pequeña épica aventura. Empieza a sonar rock y una pareja se morrea en un coche aparcado. Mientras le dan a los besos de tornillo en el minuto 4:31 de la peli,
pasa una sombrita sobre sus cabezas, el cámara es incapaz de encuadrar para que se vea el coche. Pasamos al minuto 4:37 y sigue el chuik chuik…
¡Groafls, schurrucks, chuikiti muacs!
En el 4:39 la chica mira a cámara.
Por supuesto detrás de cámara Hal está echando maldiciones y gritando “¡Reacciona so cenutria!”. Y por fin, la chica gira la cabeza hacia donde hace 15 segundos ha pasado la sombra del coche, y recita su línea en un nuevo plano.
FALTA VIDEO
Glorioso. Para rematar el bochorno, llega la claqueta y hace un cameo en la pelícua. SÍ. LA CLAQUETA.
¡Morreando!… Digo ¡rodando!
FALTA VIDEO
Más besicos y asoma nuestro cheriffe, quien, ante el procaz espectáculo que da la parejita a los gorriones y los cactus, les manda que circulen.
Sigue un diálogo para besugos con alzheimer:
Cheriffe: ¿Cuántas veces voy a tener que andar detrás de vosotros dos chavalicos?
Chico: Mecachis, vaca santísima. Si no estamos haciendo nada malo.
Cheriffe: Pues sea lo que sea lo que no hagáis, id a no hacerlo a otra parte.
La niña se mosquea un rato ya que por fin le había agarrado el gustito a que le metieran la lengua hasta la tráquea, mira al tendido, se atusa, vuelve a mirar a cámara y se queja:
Y nuestra familia sigue conduciendo hasta comerse unos arbustos, marcha atrás, y vuelta por donde han venido, la emoción nos embarga.
Nuestros héroes siguen por un camino que no lleva a ninguna parte pero que tiene sopotocientas mil huellas de neumáticos. Se ve que en esta zona de Texas los coyotes tienen ruedas en lugar de patas.
DUELO A MUERTE DE MIRADAS
Y de la nada aparece una casa. Y hay alguien en la puerta. Aparcan el coche y tiene lugar un eterno intercambio de caretos.
Los personajes se miran y remiran, miran y remiran eternamente, como si no supieran qué hacer, trasladando esa misma incertidumbre al espectador, quien duda en lanzarse por la ventana o rajarse las venas con la escobilla del bater. La familia sale del coche, da unos pasos, se detienen y se vuelven a mirar y remirar. Torgo pone caras y, dos semanas y 3 días después, el silencio se rompe. Dice: “Soy Torgo”.
Más caretos y caretos ad eternum. La familia parece recobrar la cordura y dicen que quieren saber el camino a no sé dónde. Torgo se contonea como si unas termitas le estuvieran mordiendo los cataplines y les informa que ese sitio por el que preguntan, o no es o no está.
La esposa insiste, tiene miedo y está oscureciendo, según nos informa. Se ve que con tanta vuelta con el coche efectivamente se han perdido y han ido de Texas al Círculo Polar Ártico en pleno solsticio de verano, ya que, a pesar de lo que dice la mujer, parecen ser las 12 del mediodía. El marido se da por enterado y dice “¿Y de aquí por dónde se sale?”
Torgo sigue temblequeando cual Michael J. Fox tras recibir una descarga de 20.000 voltios en los huevos y les replica que de allí no hay camino de salida, que pronto oscurecerá, pero que de todas formas…
Repetir la misma frase 8 veces, ¿será un efecto del “mono”? (Del mono que escribió el guión, probablemente)
Estamos exactamente en el minuto 10 de película y mis dientes ya están rechinando. Pero ánimo que va para largo. Más duelo de caretos, otro largo minuto, con el director emperrado a conciencia en que ningún plano empalme con el otro. Warren no se salte el eje, lo sobrevuela desde la estratosfera en un jet a reacción.
Por fin la niña se queja de que hace frío, y nada, si la niña tiene frío ya da igual dormir en la casa de la Bruja Lola o en las nalgas de un babuino con diarrea. Todos deciden meterse para adentro, a pesar de que Torgo ha repetido chorrocientas veces su frase preferida, “El Amo no lo aprobaría”.
Ya dentro de la casa el director nos muestra su extraña fijación por las manos, con múltiples esculturas con dedos o en forma de brazo. ¿A qué vendrá esa rara aversión hacia las manos? ¿Será por las evidentes collejas que Hal Warren recibía de niño, tanto de sus padres como en el colegio?
Ahora tienen lugar dos acciones paralelas, la niña jugando con el perro Pepe y repetidas miradas de la pareja a un cuadro de ¿Freddie Mercury? ¿Borat? ¿Algún bigoton actor porno setentero? mientras Torgo, la coctelera humana, va explicando que ya no está en este mundo pero sí, que está muerto pero no, vamos sólo morido pero de otra manera.
El Amo al óleo y tras un plan Ponds de belleza en 7 días.
“¡¡¡Mike es horrible!!!” “Desde luego, creo que hago mejores dibujos con el glande”
Tras más miradas y recontramiradas (OTRA VEZ NO, POR FAVOR), suena fuera el aullido de un lobo. Mike el marido, hace lo más lógico en estos casos, que es salir a ver qué bichos hay fuera. Al abrir la puerta, Pepe el perrito mariconcete sale también, total que suenan otros aullidos agónicos.
“ENTRA EN CASA, TE LO HE DICHO YA 3 VECES, PUÑETAS”
Y sigue otra escena épica, Mike ve el cadáver de Pepe y Margaret está fuera muy nerviosa.
El machote la manda para adentro. Y ella se gira obediente.
Pero al segundo ella aparece frente a él de nuevo preguntando qué ha pasado.
Y el machote le cuenta que Pepe ha muerto y la manda para dentro.
Otro salto de eje o de montaje o salto interdimensional, y aparecen frente a frente abrazados, ella sollozando y él evidentemente, como buen marido…
…la manda para adentro otra vez.
Y por fin la chica se mete en casa. Vamos a verlo en vídeo.
FALTA VIDEO
Ya dentro, deciden abandonar el lugar y ordenan a Torgo llevar el equipaje de vuelta al coche. Pero esta es una película de sustos, así que ningún coche arranca después de oscurecer y menos aún a manos de alguien tan sumamente inepto como Mike.
Torgo, entregado a la lujuria, decide que es buen momento para meter mano a la esposa, pero con calma y parsimonia, no vaya a ser que con tanto temblequeo le meta un dedo en el ojo en vez de tocarle una teta. Así, antes de sobarla se toma su tiempo; dos horas y media más o menos, desde que levanta el brazo hasta que, tras un esfuerzo titánico, se produce el ansiado contacto.
FALTA VIDEO
“Ánimo Torgo, que estás cerca de conseguirlo”
Una hora pasa calculando do sobar.
Toqueteo en sí.
Reaccionando con horror a la metimanición, una semana más tarde.
EL BIGOTÓN ENTRA EN ESCENA
El caso es que como Torgo le dice que la protegerá, ella agradecida decide no chivarse del asunto a su marido. A Mike se le contagia la forma de hablar con eco de Torgo. Repite como tres o cuatro veces que Debbie (la chiquirrina) es su niña y que entenderá que a Pepe lo pintaron de verde y se lo ha comido un burro. Debbie lo que entiende es que la peli es un coñazo y decide huir. A sus papás les da un pampurrio, aunque bien podría ser por las bandadas de polillas gordas como acorazados, moscas y mosquitos que asoman una y otra vez en pantalla, consecuencia de rodar de noche con un par de focazos, sin haber anticipado la atracción que provoca la luz en los insectos. ¿O será más bien que se sienten atraídos por el tufazo a mierda?
Momento dramático donde la pareja aprieta sus manos y que se resalta con un zoom con un primer plano de la entrepierna de Mike.
La niña reaparece con un doberman y Torgo sale fuera a sobetearr un poco a ciertas damas en actitud momiesca. Son las esposas del Amo y Torgo protesta porque tiene demasiadas. Por si no había quedado claro que nuestro borracho preferido es un fenómeno de la naturaleza, es ahora cuando nos muestra que, además de Yonki, es cuatricejo. No, unicejo no, cuatricejo.
Ya sabemos dónde fueran a parar las cejas de Álvaro Roque
Luego toca otra escena epatante con Torgo de voyeur poniendo caras inenarrables y frotando asazmente la nariz contra el cristal, como si tuviera el punto G en la punta de la napia.
Sólo falta Torrente, para hacerse entrambos las pajillas.
FALTA VIDEO
El Amo se despierta, y para que no tengamos dudas de que es él, posa un rato con el dóberman en la misma postura que el cuadro que ya hemos visto 852 veces.
Que no os quepa duda.
Y como es importantísimo para la historia, volvemos con los adolescentes morreantes, ¿os acordáis de ellos? Por supuesto vuelve a aparecer el cheriffe que les manda de nuevo a darse un paseo, ellos le replican que en vez de dedicarse sólo a darles la lata se vaya a buscar al matrimonio que se ha perdido por ahí. Esta subtrama se pone al rojo, las fuerzas vivas buscarán a la pareja.
El Borat satánico nos larga un discurso adorando a un demoniete llamado nada más y nada menos que Manos. “Oh Manos, aquí estamos tus manitos y nos ponemos en tus manos, tú que eres más malo que la tiña, resguárdanos del bien y ayúdanos a ser cabroncetes y bla, bla, bla.”
La liturgia Manual.
Luego se aburre miserablemente, hay concejo de esposas y si con una, cualquier marido acaba con la cabeza como un bombo, imaginaos con seis hablando a la vez, y todas dobladas por la misma voz, para más inri. La discusión versa sobre si admiten en el harén a la mujer y a la niña o a la enana se la cargan.
PERFORMANCE DE MIERDA
Las esposas discuten más y más, y en nada se ponen a saltar embutidas en sus transparentes camisones una encima de otra haciendo la croqueta humana mientras no se oye nada más que una sincopada balada trompetera de jazz. Se trata de la ensalada de rijostios más ridícula de la historia del cine. Una cruenta lucha que hace que cualquier pelea de patio de colegio parezca a su lado la Batalla de las Termópilas.
¡Catfight!
FALTA VIDEO
Minutos y minutos de mujeres en cueros rodando por el suelo en lo que, más que una pelea, parece una performance vanguardista de estudiantes de Bellas Artes pasados de calimocho, ya que se nota claramente cómo tratan de no hacerse daño y golpearse flojito, no vayan a romperse el camisón, despeinarse o correrse el maquillaje. Que el presupuesto no da para más sábanas ni cortinas.
Torgo está dormido, y el Amo le despierta. Tras una breve discusión laboral sobre pagas extras y reivindicaciones sobre esposas, el Amo le sentencia a muerte. Concretamente, le sentencia a mirar fijamente su frondoso bigote y su peinado a rastrillo durante dos minutos seguidos, tras los cuales, como es lógico, Torgo cae desmayado.
Así, el vibrador humano es llevado ante las 6 esposas, mientras el Amo anima voz en grito para que le den matarile. Ellas en pleno paroxismo le soban los papos una y otra vez, y Torgo parece morir de mofletosis aguda.
Manos, el dios de las collejas, concede a sus seguidores el poder de matar a bofetones
Por medio de un inexplicable conjuro, el Amo le arranca una mano a Torgo y se la incendia. El vagabundo huye en la noche y no volveremos a saber de él.
Talmente asín.
Luego el Amo tira la mano en llamas al suelo, cerca de la columna donde la esposa más vieja y pelleja está atada, previsiblemente para asarla viva, pero por lo que se ve falla miserablemente.
Y es que ese pedrusco no tiene visos de ser muy combustible.
¡Groarrrrr!
SÁLVESE QUIÉN PUEDA
Mike, Margaret y Debbie salen por fin de la casa y huyen por el desierto. En 10 segundos de huida tropiezan, resbalan y se caen unas 12 veces. Por cierto el rijostio que se pega el marido, parece cualquier cosa menos fingido.
¡Plausta! ¡De morros!
Mientras, la policía local ha emprendido una desesperada búsqueda, que consiste en parar el coche, andar cinco pasos contados y concluir que como en casa no se está en ningún sitio, así que a estos cenutrios que los busque Rita.
La policía rastreando el equivalente de medio metro cuadrado.
La esposa, harta de culazos contra el suelo, tiene una idea brillante; la mejor manera de huir de un monstruito es esconderse en su guarida. Y el marido, que es más tonto que Abundio con necrosis cerebral, acepta tan sugestiva ocurrencia y todos corren a esconderse en la cocina. Pero allí les esperaba el Amo. Mike le pega unos tiritos al satánico bigotón.
Pero el Amo usa el truco de aparecer totalmente desenfocado, cosa que al parecer le hace inmune al plomo. ¡Ay Dios mío que tensión! ¿Cómo acabará todo esto? Y lo que es más importante, ¿cuándo acabará todo esto?
TERROR NO, LO SIGUIENTE
¡Oh, no!, volvemos al comienzo, aparece otro coche con dos chicas de vacaciones y por supuesto más escenas de conducción. La agonía…
¡Yujuuuuu!
A pesar de que no hay ni una sola nube en el cielo, ambas chicas se quejan de la lluvia. Aquí uno piensa que quizá son agricultoras y protestan porque la lluvia no llega, lo que arruinará las cosechas. A saber. Texas es un sitio muy raro e igual que anochece a las 12 del mediodía pues cuando llueve no cae ni gota de agua; quién sabe.
Por supuesto, reaparece la pareja de “adolescentes” quienes se siguen morreando, ella vuelve a mirar a cámara y eso que supuestamente están lloviendo chuzos de punta.
Inasequibles al desaliento.
Las turistas perdidas paran frente a la maldita mansión, pero sorpresa, esta vez sale a recibirles…
Mike, que es el nuevo mayordomo. Y resulta que la niña y su mujercica son…
…las nuevas cónyugas del cochinorro del Amo.
Y con esta refinada y pederasta conclusión, llegamos a unos desconcertantes títulos de crédito, donde desfila cada personaje junto a una repetición de sus mejores jugadas, como si acabáramos de visionar una divertidísima comedia de situación. Un momento… ¿No es justamente eso lo que acabamos de ver?
Es entonces cuando el director juega su última carta y nos la mete doblada y con saña, demostrando que tenía razón cuando aseguró que podía rodar una película de miedo. De miedo no, de auténtico y traumático PAVOR. Todo eran risas y choteos hasta que llega el último plano del filme y vemos esto; un horror tan supremo que, tras verlo, el propio Lucifer consideró meterse a novicia.
“¿FIN?”
¡¡¡AMENAZA DE SECUELA!!! ¿QUIÉN SE RÍE AHORA EH? ¿QUIÉN?
No, esperad… Hay algo todavía más acojonante que esto. ¡La peli completa en Youtube! ¡Y con subtítulos al español! Venga, presionad el play si os atrevéis…