Skeleton Man
Estados Unidos
89 minutos
Siempre que llega Halloween, hay algún fan de la web que nos hace la misma pregunta: “¿Cuáles son las mejores películas para ver esta noche?”. Difícil cuestión, sobre todo si se la planteas a los redactores de un portal de Internet llamado Cinecutre.com. Lo más seguro es que contestemos con títulos como Hobgoblins, Agresión en la Casa del Terror o El Policía Psicópata, filmes de esos que el único terror que provocan es el miedo a que se te desencaje la mandíbula de tanta risotada.
Pero hace tres semanas, en la última Noche de Brujas, nos vino a la mente una película. Una extremadamente chunga y patética que sí despierta auténtico terror. “Skeleton Man”. Una cinta tan tan tan enfermizamente mala que, en lugar de ser buena (como suele ocurrir en esta web), da dos veces la vuelta al círculo y se convierte en doblemente lamentable. Es decir, tan mala que es dos veces mala. O tres.
Olvidad las risas. Aquí sólo hay lugar para los lamentos, la desesperación y el pavor, viendo cómo todas las normas cinematográficas son violadas con crueldad, en un filme donde los acontecimientos no siguen ningún curso (se despeñan por una ladera llena de rocas) y el encadenado de planos, sobre todo en las peleas o tiroteos, parece el resultado de haber barajado los fotogramas cual mazo de cartas, a ver qué salía.
“Hez o no hez, esa es la cuestión”
Durante su visionado desearás no haber nacido, o haberlo hecho como un trozo de carne sin orejas ni ojos. Y es que “Skeleton Man”, aunque parezca inconcebible, es una peli Nu Image de ¡tercera fila! como mínimo, con todo el horror que ello supone. Rodada directamente en un bosque y sin apenas localizaciones ni medios de ninguna clase, esta producción de serie zetísima, de haber sido más barata, los actores, en lugar de cobrar, habrían pagado el salario directamente de sus propios bolsillos. Como bien señalaron los colegas de Ascor Movies allá por el 2005, esta pesadilla fílmica va “más allá de la mierda”. No se nos ocurre mejor forma de explicar esta ponzoña sin igual.
Desde ‘Depredador’, película que mutila sin remordimiento, no habíamos visto un enfrentamiento tan encarnizado, brutal, sangriento y demoledor como el que podemos presenciar en ‘Skeleton Man’, donde Michael Rooker deberá enfrentarse al demonio definitivo.
OPERACIÓN PICNIC
En una cabaña cualquiera de un bosque cualquiera, un grupo de arqueólogos están catalogando unas piezas recién encontradas. De pronto, son atacados gratuitamente por el más terrible de los espíritus indios: Skeleton Man.
Dos soldados corren por sus vidas, sus aparatos electrónicos han dejado de funcionar, son los últimos de un comando y ya no tienen ni munición. Pero notan una presencia que les acecha, les vigila y les tantea, antes de lanzarse con inusitada furia, la furia de Skeleton Man.
Puntualicemos. Marines o lo que coño sean están de misión por un bosque de Estados Unidos, dándonos a entender que no es la primera expedición, y repentinamente son masacrados sin piedad, afirmando que han caído en una emboscada y han sido “traicionados”. Gracias a esta película nos enteramos de que Estados Unidos, además de divertirse en Irak o Afganistán, tiene frentes abiertos en sus propios bosques. ¿Por qué el ejército manda comandos allí? ¿Para detener a Rambo quizá, a quien se le ha vuelto a ir la olla? ¿O acaso luchan contra los maquis? Preguntas que este críptico filme no responde, sino que prefiere mantener la incógnita, para así captar todo el interés del espectador. Vamos, que si esperas que te expliquen algo, vas listo.
Otro comando de soldados de la unidad Delta es enviado a investigar las extrañas desapariciones. O quizá esa es la tapadera para ocultar la verdadera misión súper secreta: montarse un picnic campestre. A nosotros no nos engañan, con esas gorras de dominguero, las camisas y las playeras. Muy reglamentario todo. Sólo les faltan los canastos de comida y un banjo. Y de esta guisa se adentran en el bosque, donde no tardan en notar una presencia sobrenatural que les observa desde la espesura… ¿De qué nos suena todo esto, Mayor Dutch?
Nunca se sabe cuándo pueden ser útiles unas demoliciones submarinas.
Para esta épica aventura de horror y acción, la Nu-image no reparó en gastos y contrató a los mejores actores de la escena internacional:
– Michael Rooker, que no Mickey Rourke, ese eterno secundario gracias a filmes como ‘Días de Trueno’, ‘Mallrats’ o ‘Máximo Riesgo’ y que ahora tiene más fama que nunca gracias a ‘The Walking Dead’. Es el encargado de llevar las pastillas enciendefuegos y las salchichas de encabezar a este aguerrido grupo de soldados.
– El aclamado Casper Van Diem, un actor de gran proyección internacional gracias a interpretaciones en éxitos de taquilla y crítica como ‘Starship Troopers’, ‘Tarzan y la ciudad perdida’, ‘Revenant’, ‘Python’, ‘Siniestro’ de Uwe Boll o, la película de culto ‘Drácula 3000’. Su manager le odia, evidentemente.
“¿Seguro que es legal montar una barbacoa aquí?”
– Un puñado de bellezones de gran talento, que incomprensiblemente no se llegan a desnudar en ningún momento.
Además del atuendo reglamentario, cuentan con mochilas experimentales del ejército, fabricadas por el mismísimo Mochilo de Los Fruitis. Así se entiende que sean capaces de sacarse de la manga escopetas, metralletas y otros artilugios que superan en tamaño al de la propia mochila.
Estos tipos son tan duros, que escupen constantemente e incluso son capaces de sacarle parecidos con Kandahar o Laos a un bosque corriente o moliente, al que sólo le faltan los bancos de merendero y las barbacoas de piedra. Va a ser que la guerra de Vietnam era tal cual la contaba el tío de Kyle en ‘South Park’, con sus tiovivos y sus montañas rusas.
Y son unos increíbles estrategas que saben perfectamente cómo comportarse en terreno hostil. Para ellos, mantener unido el grupo es sinónimo de separarse constantemente sin razón alguna, yéndose cada uno a su puta bola perdiéndose gratuitamente para ¡oh sorpresa! ir muriendo uno a uno. Se olvidaron de ir todos juntitos cogidos de la mano, cual clase de párbulos y claro, al final pasa lo que pasa.
EL HORROR TIENE FORMA DE BOLSA DE BASURA
El disfraz de Halloween más cutre de la historia del cine no está en Costreando, ni en esa tienda china de mala muerte que hay debajo de casa. Mirad:
Las rebajas del Bazar Oriente llegan al Otro Mundo
Al lado de esta careta, la máscara que llevaba Frank Langella en ‘Los Masters del Universo’ merece el Oscar al mejor maquillaje. Por no hablar de esa capucha comprada en una tienda de chuches. Pero lejos de causar mofa con su aspecto, Skeleton Man es absolutamente terrorífico. Se trata de un espectro de origen indio americano, que condensa en sí mismo muchos de los miedos inherentes a toda la humanidad, como son las calaveras, los caballos negros (¿alguien dijo ‘Érase una vez el diablo’?), los bazares chinos y las capas negras, o más bien las bolsas de basura, que es lo que parece el traje de este mamarracho, lo que nos remite a otro terror primigenio y universal que siempre ha acompañado al ser humano, como es el tener que salir a tirar la basura. Es ver esa bolsa de basura y recordar instantáneamente y con una mueca de terror, a tu madre mandándote hacer tan ignominiosa tarea de la que es imposible escabullirse.
Y para que Skeleton Man se erija como la amenaza definitiva, los guionistas han hecho horas extra tocándose los cojones y le han provisto de habilidades tan originales y auténticas como desaparecer en cualquier instante o una pseudo visión infrarroja. Sí, salta a la vista que es una copia de Robowar.
Además, cuenta con una variada gama de armas tan propias de los sioux como por ejemplo, espadas medievales. Quién no recuerda el mítico mandoble de acero toledano que manejaba Toro Sentado. Por si fuera poco, posee un arco capaz de disparar flechas con efecto. Sólo así se explica que, apuntando a una víctima de frente, el proyectil se le clave en la espalda. Pero lo que no tiene explicación es lo siguiente:
¡Ni las más modernas máquinas de combate pueden detener a Skeleton Man!
“Mierda, le di al helicóptero y lo tumbé, ¡si yo lo que quería era derribar aquel satélite!”
SECUENCIAS PARA NO DORMIR
Vamos directamente con los momentos más impactantes. Que la peli os la cuente otro o la miráis en Youtube, que allí la tenéis entera.
Una mujer corre por el bosque escapando de Skeleton Man. De repente, ve un vehículo aparcado al lado de la carretera y corre hacia él. Por desgracia, el conductor ha sido asesinado.
Horrorizada, la mujer entra en una cloaca, hasta que encuentra a un fontanero. Juntos se encaran a Skeleton Man, el hombre coge su bolsa de herramientas y saca su escopeta recortada, homologada para técnicos en aguas residuales, y que todo fontanero siempre lleva consigo. Y es que trabajar en las alcantarillas se trata de una ocupación muy arriesgada, ya que hay que hacer frente a los habituales peligros del ecosistema subterráneo, como vagabundos, psicópatas, caimanes, cocodrilos, CHUDs, las tortugas ninja, el Castigador, pirañas, pirañas voladoras, megapirañas, babosas caníbales, zombies, pulpos gigantes, tiburones, tiburones gigantes, tiburones con tentáculos o anacondas. Casi nada.
La onírica muerte de Casper Van Dien tiene lugar en una escena que ha hecho que los más grandes analistas cinematográficos se estrujan sus cerebros como si se tratara de esponjas Vileda. Es curioso cómo a lo largo de todo el filme, los miembros del comando protagonista se quejan de estar alejados de la civilización e incluso piden un helicóptero de rescate, y luego el Van Dien es capaz de llegar a una carretera y conseguir un camión en pocos minutos.
Se trata de una secuencia que plantea varios interrogantes. El primero de ellos, por qué Van Dien abandona al grupo. Algunos expertos creen que se trata del abandono del hombre a sus instintos más primigenios y de la necesidad de refrendar el hecho de que él es el hombre, y su posterior muerte vendría a ser un claro mensaje radical-feminista. Que el camión se mueva en los planos generales y esté detenido cuando Van Dien se baja de él, es lo de menos y no debe importarnos cuando tratamos de desentrañar cuestiones tan trascendentales.
Otros críticos, sin embargo, creen que es una secuencia de alto contenido pro-comunista, ya que el personaje abandona el colectivo para satisfacer su propio ego, lo que le lleva a una defunción prematura, mientras que si hubiera permanecido con el grupo/colectivo sus posibilidades de éxito habrían sido más altas. Hay un tercer grupo de expertos que perciben una clara alegoría ecológica, ya que Van Dien lanza un camión cisterna contra Skeleton Man, una manifestación de la madre naturaleza, y esto supone un desastre que conlleva la muerte del progreso/Van Dien. Por último, un cuarto grupo de expertos valora seriamente la posibilidad de que esta secuencia se trate de una SIMPLE Y LLANA PUTA MIERDA EXTREMADAMENTE SUBNORMAL rodada por un babuino mientras recibía latigazos y le practicaban una vivisección cerebral.
Como veis, desde el desenlace de ‘2001: Una odisea en el espacio’, una pelícua nunca había planteado tantos interrogantes, lo que nos hace conscientes de cuan caleidoscópica es esta obra, que acumula nuevas lecturas y matices en cada visionado.
Siguiendo esta corriente de escenas oníricas, aquí tenéis la profunda reflexión de un jefe indio sobre sus judías y el origen del mal.
A un hombre no se le pueden negar sus judías…
Litoral ya estudia iniciar una nueva campaña de markéting en la que sustituirá a la simpática abuela por este gran sabio, con un nuevo y potente eslogan.
En resumen, una atrocidad a todos los niveles que no provoca risa alguna y ante la que se corre el riesgo de sufrir un derrame cerebral, es decir, que se te puede verter la masa encefálica a través de tus orificios nasales, ante la maraña de disparates que la pantalla vomita y excreta.
Después de triunfar en el mundo del cine, a Skeleton Man le esperaba una exitosa carrera como cantante.
Yo la he olvidado… Solo recuerdo bien como me rechinaban los dientes al oír a la Forque, eso sí que daba miedo.