Svezia inferno e paradiso
Italia
90'
Autor de la crítica: (la madre de) Toni McGinty
Hola. Soy la madre de Toni, y bueno, ya que estamos, ni McGinty ni McGonto. Se llama Rodríguez. Total, que os estoy escribiendo porque le he tenido que castigar y ahora me las tengo que ver con vosotros, panda de degenerados. ¿Se puede saber qué le habéis metido en la cabeza con esto de que el cine malo es algo bueno? ¿Dónde está la lógica en eso? Malo=bueno. Venga ya. Estáis tontos. Yo le tenía bien entretenido con mis pelis navideñas de Hallmark, que las sacan ya a partir de mayo, y así te duran todo el año, como los Tupper, pero nooooo… Que si ahora el niño quiere ver el Star Wars turco, el E.T. ultracristiano filipino, el Kramer Contra Kramer de Uzbekistán…
Total, que me tiene frita. Y además, ¡esa gente ni sabe actuar! No como la DJ de Padres Forzosos, que sale en el 98% de las pelis de Hallmark. Esa sí. Se le ve en la cara cuando está feliz, y luego la cambia cuando está haciendo como que está triste. Y luego, después de rodar, chitón total sobre el energúmeno de su hermano Kirk Cameron. Eso es elegancia. No un tío botando de roca en roca en un desierto en la extrarradio de Estambul.
Ay, Candace Cameron Bure, qué maja eres
Entonces, os podréis imaginar mi alegría cuando me dice el otro día “Mamuchi, que me voy a ver una peli” y le pregunto “¿no será una chorrada de esas que os gustan a ti y tus amiguitos?” y me dice “no, es un documental sobre Suecia”.
Y pensé yo “pues qué bien; será de Abba, o de Volvo”. Porque poco más sé de Suecia. Pero, sobre todo, me alegré porque, al ser documental, no iban a salir actores malos, y mucho menos esos que salen los apellidos bien grande en las portadas, pero que resultan ser los hermanos o hijos del que realmente es famoso, como “MCQUEEN” (Chad), “SWAYZE” (Don), o “MATAMOROS” (Coto).
Mirad. El hijo de Chuck. El hijo de Steve. El hermano de Patrick. Y el primo de Ivan
Vamos, que me alegré tanto que me senté con él para ver el docu juntos, que así de paso aprendía yo algo de Suecia, que solo saber dos cosas es de pen- ay, espera. Ace of Base. Tres cosas.
Pues con tres cosas me bastaba y me sobraba.
La cosa ya arranca con un ejército (o, como llaman en mis programas, “un Kardashian”) de niñas vestidas de Lycra botando en un paso de cebra. Todas allí, bota que te bota. A cámara lenta. Y ya sé que no sé mucho sobre Suecia, pero no me imagino una hora punta en Estocolmo donde sólo haya niñas con media pubertad convalidada bota que te bota. Que tienen Volvos, tú. Y encima el niño aquí a mi lado, riéndose.
Total, que eso era solo para tener algo de fondo en los títulos de crédito. Ni explicación, ni nada. Le pregunto a Toni que si esto es de verdad un documental, o si es una peli sueca como esa que pillamos a su tío viendo cuando Toni era pequeño (mi cuñado se intentó justificar que no era porno ni nada, que solo salían mamadas; Toni aún está en tratamiento). Me dice que sí, que es una especie de documental llamado “mondo”. Ni idea, tú. Será por eso que se monda, yo qué sé. Me explica que el “mondo” es una clase de documental, hecha sobre todo en Italia, que nos descubre otras culturas. Pero me dice que ésta está mejor vista, porque las anteriores iban sobre África y Asia, y salían muchos pechotes de mujeres de tribus, y por lo visto eso está mal, porque en el arte y la cultura dice Toni que hay que golpear hacia arriba, y no hacia abajo. Ya no sé si me habla de arte o de kickboxing.
Toni me explica que hay colectivos que están por debajo de ti, y otros que están por encima, y solo puedes insultar o aprovecharte de los de encima. Sigo sin tenerlo muy claro. Toni me explica que, por ejemplo, al ser él hombre, no se puede meter con las mujeres. No acepto muy bien esto de que se crea que una mujer está por debajo de un hombre, y le suelto una colleja. A ver quién me dice ahora que estoy por debajo. En cambio, a los curas sí se les puede insultar, porque están por encima. Le pregunto a Toni qué pasa si es una cura mujer. Toni empieza a sangrar por la oreja y le doy un Gelocatil. Pero vamos, que me enrollo: que explotar la sociedad africana o asiática está mal, pero la sueca está bien. Porque son blancos.
En resumen, con estos colectivos te puedes meter:
Blancos
Hombres
Heteros
Ricos
Y con estos no:
No blancos
No heteros
No hombres
Jada Pinkett Smith
Mi hijo explicándole los límites del humor a Chris Rock
Ya con eso claro, me veo la película con Toni.
Tras los títulos, un tío con voz de Príncipe Carlos nos da un torrente de datos. Que si, en el censo, un bebé sueco cuenta como un cuarto de persona, un niño como media persona, un adulto como persona, y un viejo no cuenta. Estos suecos, de patrones matemáticas, como que no.
Nos explica el Charlie que Suecia tiene los niños más saludables, los viejos más solos y las mujeres más libres e infelices del mundo. Ya me huelo con este último dato que la peli y yo no vamos a acabar bien. ¿Qué clase de mensaje es ese? ¿Que una mujer no puede ser feliz si es libre? Parece que habla de Jenny en Forrest Gump.
Ay, Jenny. Que era “comunismo O libertad”. No “comunismo Y libertad.”
Más tarde, vemos unos niños en clase de sexo. Nos dice Carlitos “mírales, se aburren; por eso, más tarde, estos niños se suicidarán”. Recordad: los niños más saludables del mundo.
Luego, presenciamos unos moteros que violan en masa a una chica en un descampado, mientras la cámara se fija en sus ojos y suena un órgano funky. Prince Chuck nos explica que esto pasa a veces en Suecia, y que la verdadera pena de todo esto es que este acto convierte a las jóvenes en lesbianas. Toni está llorando. Dice que es de la risa por lo que acaban de soltar, pero me temo que es porque se ha dado cuenta de que sus ya pocas opciones de encontrar pareja han disminuido más todavía. Le pregunto si se cree semejante tontería. Y mira, algo que os digo, panda de frikis: Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar colas en rebajas más allá del Primark. He visto un viejo vestido de cowboy montado en una bici-discoteca brillar en la oscuridad cerca de la Puerta del Sol. Pero no he visto a Toni otorgar tanto como hizo en ese momento.
Unas escenas después, nos explican cómo funciona la tele sueca. El programa más popular es uno donde explican temas de sexo a los telespectadores. Pero no alguien con títulos, la Dra. Ochoassen, por ejemplo. No. Aquí las que les enseñan son chavalas de 17 años. Sí, sí, ya, ya, suecos. Os conectáis para informaros. No porque sean adolescentes hablando de guarradas. Dicho eso, todo queda más sobrio y refinado que cualquier 10 minutos en Telecinco. Y además, ya entonces se valoraba la inclusividad, que han dejado presentar a una de 17 años, a pesar de que solo es una cabeza flotante.
En la siguiente escena nos explican que, para una chica, es normal traer a tu novio a casa, enrollarte con él delante de tus padres, llevárselo al cuarto después para fornicar, y luego, encima, la madre os lleva una merienda post-coito. Toni me está mirando, e intuyo que está intentando ver si esa va a colar conmigo. Pero como el pobre ni bebe líquidos calientes ni liga, no me preocupa en absoluto.
Por lo visto, a la hora de ligar, las suecas prefieren a los hombres de color, porque “son más primitivos y van al grano”. No sé si ese era el sueño del que hablaba Martin Luther King. Toni menciona casualmente que este verano, por primera vez en 29 años, va a ir a la playa a broncearse. Yo le he dicho que flipe un poco más, que es gratis.
Ahora tenemos a un hombre siendo detenido por la policía. ¿Cuál es su crimen? Pegarle a uno que le robaba el coche. Por lo visto, en Suecia, robar el coche de otro es legal, porque obedece al derecho de los suecos a la “alegría de vivir”. Es perfectamente aceptable robar un coche para ir por allí, o hacer el amor, pero, en cambio, la violencia estaba prohibida en Suecia, da igual el motivo. Nos dice el pijo inglés que las películas de James Bond están prohibidas en Suecia. En cambio, tienen bibliotecas, donde, por una corona, puedes alquilar vinilos con gemidos y revistas porno. Espero que las páginas estén laminadas.
Tras robar los coches, lo habitual es empotrarlos en un río cercano. Supongo que porque sale más barato que llevar el coche a una tintorería para solucionar el tema de los pegotes de lefa. Los ríos están a rebosar de Volvos. Pero la policía tiene una brigada especial para ocuparse de esto. Quedaos con la copla; ¡buceadores ciegos!
Por lo visto, como son ciegos, no se dan cuenta de que están en el agua. Toni se retuerce a carcajadas. A mi hijo memo cuatro ojos le tiro una jarra de agua encima a ver si lo nota él, que tiene dioptrías para regalar, el muy lerdo. Y con eso, le mando a su habitación a que se replantee su vida. Y allí sigue. A ver cuánto más aguanto de esto.
Pues mira: 8 minutos después, empieza a sonar la canción “Mahná Mahná” de los Teleñecos (que, dato curioso, canta el mismo tío que canta “El Bueno, el Feo y el Malo”; que yo también puedo ser pedante). Toni lo oye y me pide si puede salir. Me lo planteo, porque sé que ama a los Teleñecos el muy niñato, pero le digo que no. Que para algo es un castigo. Y menos mal.
La canción acompaña una escena en la que unas suecas corren por la nieve, todas contentas ellas. Pienso “hombre, por fin una escena de diversión sana”.
Si es que ya, a estas alturas, lo debería ver venir.
Las suecas se meten en una sauna, para, a los pocos minutos, salir a la nieve a correr por allí como llegaron al mundo. Todo un Kardashian de nórdicas saltando por allí, sonriendo, sin darse cuenta de que se van a pillar la neumonía de sus vidas.
Mira, yo no puedo más. Dejo esto. Le digo a Toni que se acabó, y que no me traiga cosas de estas a casa nunca más. Pero encima va el muy chulo y me dice que, ya que he visto más que él, que cuántas cacas le pongo. ¿Cómo que cacas? Me dice que por lo visto os hace gracia, en vez de estrellas de toda la vida, que le ponéis cacas a las películas para saber si merecen la pena verlas. Cuanto más cacas, más merecedora de visionado es. Yo es que no os entiendo. Pero, mira. Algo he aprendido de los escandinabos estos (¿habéis visto? He escrito “escandinabos” con b. Como “nabos”. Que es pene. Mira qué enrollada soy, que hasta mosqueada con vosotros, puedo hacer un chiste de los vuestros). Los niños valen como media persona. Salen diez niños en lo que he visto de película. Así que cinco cacas. Y con eso, me voy a la página de Ryanair a pillarme un vuelo a Suecia.
Ah, y nuestro perro se llamaba “McGinty”.
Buenísimo. Jajaja